Con gratitud

Hace poco leí un hermoso poema de Helen Schucman, la escriba de Un Curso de Milagros. Esta es mi traducción para ustedes:

Con gratitud

Nadie puede saber lo que su parte significará

Cuando Dios a partir de pequeñas luces complete una estrella

A partir de lo que Le damos. Cada una pasa desapercibida

Hasta que otras partes de lejos y de cerca

Son unidas por Él en una forma que

Puede usar para alumbrar la oscuridad. En su mano

Nacen las estrellas, para brillar sobre el mar

Y encantar todas las cosas sobre la tierra

Y elevarlas hacia los Cielos. Quizás tu regalo

Es colocado en la punta de una estrella, o quizás

Titila en el centro, para levantar

A un corazón de la tristeza. O quizás corona

El borde plateado de una estrella. No olvides pues

Que en aquello que nosotros vemos poco valor Dios podría ver

Una estrella recién nacida, desconocida para nosotros

Que no podemos ver la gloria de lo que será.

El ego siempre busca signos de grandeza. Por eso la belleza de lo simple muchas veces le pasa desapercibida. Y puede que los gestos más pequeños que hacemos sean nuestros más grandes aportes a la humanidad.

A veces creemos que no hemos hecho nada o nos fijamos solo en nuestras medallas o en los logros que el mundo celebra con gran bombo. Pero en realidad no tenemos ni idea de qué significan nuestros actos dentro del tapete cósmico tejido por Dios.

Quizás esos diez segundos de silencio que tomaste esta mañana sean la luz que le dará consuelo a muchas vidas. Quizás esa pequeña ofensa que dejaste pasar en el ascensor sea la semilla del final de una guerra y de una nueva era de paz y armonía en un país lejano de otro tiempo. Quizás esa leve sonrisa que ahora alumbra tu rostro sea el motivo por el que muchos ángeles se están regocijando ahora.

Suscríbete a mi blog y recibe en tu correo una reflexión para cada día.

A veces, la mejor forma de avanzar es parar

A veces entorpecemos nuestros proyectos cuando no logramos desconectarnos de ellos. Por ejemplo, cuando sembramos las semillas y después no podemos dejar de mirarlas a ver si han crecido. Claro, hay que revisarlas de vez en cuando. Pero estar las 24 horas encima no va a ayudar. Y, si en el afán de hacerlas crecer les echamos más agua de la necesaria, podemos terminar matando las semillas.

Así mismo, a veces no paramos de pensar en nuestros proyectos y en lo que queremos lograr. Esto no nos ayuda a conseguir lo que queremos, pues drena nuestra energía y nos impide descansar. Además, al no desconectarnos, nuestra mente pierde claridad, como les sucede a todas la mentes que no tienen el descanso suficiente. Y esa falta de claridad, sumada a la ansiedad por obtener el resultado que buscamos, puede llevarnos a emprender acciones contraproducentes, como echar demasiada agua o tratar de recoger la cosecha antes de tiempo.

Por tanto, desconectarnos de nuestros proyectos es una parte fundamental de lograr que tengan éxito; pero, sobre todo, es una parte fundamental de estar plenos mientras los llevamos a cabo. Pues, incluso si llegamos a la meta, no habrá valido la pena si llegamos enfermos, sin energía vital y sin dicha; en cambio, si estamos felices y plenos, el camino habrá valido la pena, incluso si no llegásemos a nuestra meta.

Suscríbete a mi blog y recibe en tu correo una reflexión para cada día.

Puedes estar en paz justo ahora

Muchas veces creemos que para estar en paz nos hace falta tiempo. Tiempo para conseguir aquello de lo que ahora cavideorecemos, tiempo para sanar, tiempo para reparar nuestros errores, tiempo para perdonar, tiempo para aprender nuevas cosas.

Pero, ¿y qué tal que pudiéramos estar en paz ahora, justo ahora, en este preciso momento, con nuestra vida exactamente como es? A eso es a lo que te invito en mi último video. Allí comparto enseñanzas de Eckhart Tolle que me han ayudado mucho a encontrar la plenitud aquí y ahora.

Muchas veces creemos que para estar en paz nos hace falta tiempo. Tiempo para conseguir aquello de lo que ahora carecemos. Pero, ¿y qué tal que pudiéramos estar en paz ahora, justo ahora, en este preciso momento, con nuestra vida exactamente como es?

Cómo no huir de nosotros mismos

Cuando algo no nos gusta de nosotros, muchas veces tratamos de mirar hacia otro lado. Tal vez hay aspectos de nuestra personalidad de los que no nos sentimos orgullosos o patrones de comportamiento de los que nos avergonzamos. Tal vez nuestros pensamientos nos atemorizan, o al menos nos decepcionan cuando no coinciden con el ideal espiritual que nos hemos impuesto. Puede que otras veces sintamos emociones que juzgamos como inadecuadas o peligrosas.

En todos esos casos, es usual que surja un impulso por huir de nosotros mismos. Este impulso se manifiesta como una gran ansiedad e incomodidad. Entonces buscamos maneras de distraernos, de desconectarnos de nosotros. Aquí tienen lugar las adicciones, del tipo que sean, e incluso comportamientos autodestructivos. Como dije en una entrada anterior de este blog, a veces nos hacemos daño porque el dolor superficial que nos causamos nos ayuda a evadir dolores más profundos.

Es como si nuestra casa estuviera muy desordenada y oliera mal, y por tanto quisieramos evitar entrar en ella. O, al menos, es como si evitáramos cierta parte de nuestra casa debido al desorden. En este caso, nuestra casa somos nosotros. Y lo que evitamos es, por tanto, nuestra propia compañía.

Pero no hay nada más liberador que la aceptación. Cuando nos permitimos vernos de frente y reconocemos nuestras características, sentimos un gran descanso, pues eso significa que dejamos de huir, y huir de nosotros mismos es extenuante. Por supuesto, al comienzo, hay dolor e incomodidad. Pero, si nos quedamos allí lo suficiente, con nosotros mismos, empezaremos a ver el amor que subyace bajo todo eso que percibimos como imperfecto. Entonces podremos amarnos a pesar de nuestras imperfecciones. Y cuando empezamos a amarnos, empezamos a transformarnos naturalmente.

Cuando nos permitimos entrar y habitar plenamente ese cuarto de nuestra casa que está desordenado y le cogemos cariño, naturalmente comenzamos a ordenarlo. Entre más vivamos en él y más lo disfrutemos, mejor querremos que esté y más empezaremos a cuidarlo. Así también sucede con nuestro espacio interior.

A medida que comenzamos a vernos de frente y a sentir nuestras emociones y observar nuestros pensamientos en vez de huir de ellos, naturalmente esas emociones empiezan a sanar y nuestros pensamientos cambian de frecuencia.

Cuando estamos en un camino espiritual, esta aceptación toma la forma de la paciencia. Pues, como tenemos ideas espirituales sobre cómo deberíamos ser, muchas veces nos afanamos por sanar, queremos cambiarnos ya, queremos ser ya esa versión elevada que deseamos para nosotros, queremos ya no sentir resentimientos, queremos ya no tener miedos ni juicios, queremos ya estar sanos. Y ese afán por sanar nos lleva a rechazar el momento presente y a sentir ansiedad y ganas de escapar de nosotros.

Para mí, ha sido fundamental tener paciencia conmigo y con mi proceso, y comenzar a aceptar lo que percibo como mis imperfecciones. He comenzado a quedarme observando esos pensamientos que juzgo como no amorosos y me he permitido sentir plenamente esas emociones que por momentos desearía no experimentar más. Parte de sanar es aprender a amarnos incondicionalmente, y eso quiere decir amarnos exactamente como somos ahora, con todo aquello que percibimos como nuestros defectos e imperfecciones.

Suscríbete a mi blog y recibe en tu correo una reflexión para cada día.

¿Cómo no apegarnos?

Alguien me preguntó eso en un comentario a uno de mis videos en YouTube. Esto fue lo que le respondí:

Cuando encontramos la felicidad dentro de nosotros, no nos apegamos. Nos apegamos cuando creemos que nuestro bienestar y nuestra felicidad dependen de algo externo. Entonces tememos perder ese algo externo, pues nuestra felicidad está ligada a eso. Y ese miedo es el apego.

Por tanto, cuando nuestra plenitud es interna, el miedo se va. Cuando nuestra plenitud es interna, sabemos que podemos perderlo todo afuera, y aun así seguiríamos plenos.

Claro, la plenitud interna varía, y por tanto varía el nivel de desapego. Pero podemos trabajar en esa dirección. ¿Cómo? Encontrando nuestra plenitid adentro. ¿Y cómo la encontramos? Mirando dentro de nosotros. Allí ha estado la plenitud esperándonos desde siempre.

Suscríbete a mi blog y recibe en tu correo cada una de mis reflexiones.

sunflowers-3640935_1920

Mira si puedes elegir

Cuando nos enfrentamos a una emoción fuerte, como la tristeza o el miedo, muchas veces no podemos elegir. Es algo que nos sucede. La emoción está allí. Lo único que podemos decidir es si nos permitimos sentirla y experimentarla plenamente o si la rechazamos, huimos de ella y pretendemos que no está allí.

Cuando las emociones son intensas y profundas, la mejor manera de sanar es permitiéndonos sentirlas plenamente, dejando que las lágrimas salgan y la rabia se exprese sanamente. Para esto último, ayuda mucho hacer ejercicio o golpear una almohada.

Sin embargo, hay veces en las que las emociones que estamos experimentando son creadas por patrones mentales con respecto a los cuales podemos elegir. A veces estamos en un drama que podría disolverse completamente si así lo elegimos.

A medida que sanamos y avanzamos en nuestro camino espiritual, vamos adquiriendo el poder de elegir. Al comienzo, lo más sano es permitirnos sentir todo, una y otra vez, tantas veces como sea necesario. Pero llega un punto en el que esas emociones ya no tienen una raíz profunda y son solamente un hábito. Podemos entonces elegir lo que queremos sentir. Y esto no se trata de rechazar o juzgar ciertas emociones como malas; se trata simplemente de decidir qué nos gusta y qué no. Es igual que con la comida. Cuando no hay opciones, lo más sano es comer lo que haya a disposición. No obstante, si tenemos varias opciones de alimentos entre los cuales escoger, ¿por qué no elegir aquellos que nos hacen sentirnos mejor? Y lo cierto es que, a medida que nuestra consciencia se expande, adquirimos la capacidad de elegir qué emociones experimentar.

Observa, pues, si puedes elegir. Practica elegir sentirte como quieres. Si sientes que estás reprimiendo, es mejor que seas honesto contigo y te permitas dejar fluir las emociones. Mas vas a ver que llegará un momento en el que tu realidad interior se transforma conforme decides vibrar más alto. Entonces llegan pensamientos densos o llegan el miedo y la tristeza y de repente te das cuenta de que puedes elegir vibrar más alto y esas emociones se transmutan en la calidez de tu corazón y en la paz y la tranquilidad que son tu estado natural.

Una vez que comiences a poder elegir, hazlo un hábito. Es algo que se fortalece con la práctica. Llegará un punto en el que siempre brillas, pues eso es lo que has elegido. Estáte abierto, sin embargo, a la posibilidad de que emociones profundas emerjan de vez en cuando. Cuando lleguen, si vez que es algo que necesita ser expresado, permítele fluir. No tengas una idea espiritual de cómo deberías ser que te dice «Yo ya no debería sentir eso». Simplemente observa si puedes elegir y, si puedes, elige lo que más te guste; si no puedes, ríndete al momento presente y dale la bienvenida a las emociones. Ambos caminos llevan a la luz.

Suscríbete a mi blog y recibe en tu correo cada una de mis reflexiones.

¿Cómo permanecer en paz en medio de los problemas?

A veces creemos que, para estar en paz, primero tenemos que solucionar todos nuestros problemas. Pero esta forma de pensar hará que nunca tengamos paz duradera, pues, mientras estemos vivos, los desafíos y los problemas serán parte de nuestra experiencia.

Los desafíos son parte natural de la vida, y son lo que nos ayuda a crecer y a evolucionar.

Si te interesa ahondar en esto, te invito a ver este video que hice sobre el tema:

Suscríbete a mi blog y recibe en tu correo cada una de mis reflexiones.

La voz del corazón

Hace ya varios años estoy suscrito a una lista de correo de Neale Donald Walsh en la que diariamente me llegan mensajes inspiradores. La lista se llama «I believe God wants you to know…» (Creo que Dios quiere que sepas…). El mensaje de hoy me pareció particularmente bello, por lo que he decidido traducirlo para ustedes:

«En este día de tu vida, creo que Dios quiere que sepas que tu corazón conoce en silencio los secretos de los días y las noches.

Kahlil Gibran lo dijo, y tenía razón. Escucha, por tanto, a tu corazón. Cultiva la habilidad de hacerlo. Practícala. Prodúcela. Perfecciónala.

No es tan difícil. Simplemente quédate en silencio contigo misma. Y por el amor del Cielo, deja de escuchar a tu mente. No encontrarás la verdad ahí. Podrás encontrar la respuesta, pero no será la verdad a menos que coincida con la respuesta en tu corazón.

Crees que hay algo más que saber en la vida aparte de esto, pero no lo hay. Tu corazón contiene la llave. Tu corazón contiene la sabiduría. Tu corazón contiene el futuro. Tu mente no sabe nada aparte del pasado. Ella imagina que el futuro será justo como ayer, y toma sus decisiones con base en eso. Sólo tu corazón puede ver más allá del horizonte de la memoria».

Suscríbete a mi blog y recibe en tu correo cada una de mis reflexiones.

¿Existen lo bueno y lo malo?

En Conversaciones con Dios, Dios le dice a Neale Donald Walsh que para Él (Dios) no hay nada malo de manera absoluta. Entonces Neale le pregunta por qué, si no hay nada malo, Él da consejos y directrices. Al fin y al cabo, si no hay nada malo, ¿no daría lo mismo lo que hagamos o dejemos de hacer?

Frente a esto, Dios responde que, aunque no hay nada malo de manera absoluta, sí hay cosas malas de manera relativa. Las cosas son buenas o malas en relación con el objetivo que queramos lograr. Por ejemplo, si queremos ir hacia el norte y estamos caminando hacia el sur, podría decirse que estamos actuando mal. Pero caminar hacia el sur no es malo de manera absoluta, sino sólo en relación con el objetivo de llegar hacia el norte.

Así mismo, si queremos estar en paz y ser felices y plenos, habrá ciertas acciones que nos ayudarán a acercarnos a ese estado y serán «buenas» en relación con ese fin, y también habrá acciones que nos alejen de eso que buscamos y serán «malas» en relación con ese fin.

Así, Dios le dice a Neale algo como: «Me buscaste porque querías ser feliz, y con base en eso te guío y te digo que está bien y qué está mal. Pero eso no será bueno o malo de manera absoluta, sino sólo en relación con aquello que quieres experimentar. Si me pides ayuda, yo te la doy, pero nunca juzgo nada. Si decidieras no seguir este camino y quisieras experimentar sufrimiento o probar otras formas, a mis ojos seguirías siendo perfecto y no juzgaría nada de lo que hicieras. Eres libre para elegir lo que gustes y mi amor por ti no está en juego. Pero, si me dices que quieres despertar, que quieres paz, que quieres experimentar amor permanente, entonces sí te diré que algunas de las cosas que estás haciendo están muy mal y no sirven, mientras que otras son muy buenas».

Esto es hermoso. En Conversaciones con Dios, Dios da muchos consejos, desde qué comer y qué no hasta cómo relacionarnos con los demás y con nosotros mismos. Pero estos consejos no se basan en la idea de algo bueno o malo de manera absoluta. Depende únicamente de lo que queremos experimentar.

Suscríbete a mi blog y recibe en tu correo cada una de mis reflexiones.

Cuatro claves de Eckhart Tolle para manifestar lo que queremos

Voy en la mitad de mi curso de manifestación con Eckhart Tolle y quise hacer este video para explicar cuáles han sido las enseñanzas más importantes que me ha dejado.

  1. Para que la manifestación sea realmente satisfactoria, debemos primero conectarnos con nuestro Ser más profundo. Si creamos desde el ego, nunca estaremos realmente satisfechos.
  2. Cuando creamos desde nuestro Ser más profundo, debemos preguntarle a la vida qué es lo que quiere de nosotros, qué quiere crear a través nuestro. A veces nos dirá que sigamos haciendo lo que ya estamos haciendo, y a veces nos dirá que cambiemos. A veces nos dirá que no hagamos nada. Es decir: estar jugando a crear y manifestar cosas externas no es para todo el mundo. No creas que debes manifestar algo sólo porque manifestar, crear y emprender está de moda. Asegúrate de que estás respondiendo a un llamado profundo, que viene de tu conexión con la vida.
  3. Es importante distinguir cuando estamos actuando desde el ego y cuando estamos actuando desde nuestro Ser más elevado. Una señal al respecto es que, cuando actuamos desde el ego, le damos más importancia al futuro que al momento presente. Es decir, este momento, que es el lugar donde ocurre la vida, se convierte sólo en un medio para llegar a otro lugar, pero deja de tener valor por sí mismo. Otra señal es que, cuando actuamos desde el ego, los obstáculos nos generarán un gran malestar. Al estar apegados al resultado, veremos a los obstáculos como enemigos y les tendremos miedo. Por tanto, sentiremos una gran cantidad de ansiedad y estrés. En cambio, cuando actuamos motivados por nuestro Ser más elevado, vemos a los obstáculos de manera más sana. Entonces simplemente buscamos la manera de solucionarlos o superarlos, pero no nos sentimos personalmente atacados por ellos ni tenemos miedo o ansiedad, pues sabemos que estaremos bien incluso si no logramos el objetivo. Y esa es una señal de que estamos conectados con nuestro Ser: disfrutamos el viaje. Este momento es lo más importante. EL objetivo es secundario, es sólo algo adicional, pues la plenitud y la satisfacción ya están aquí.
  4. Una forma muy poderosa de resolver los problemas es aprender a estar en silencio interior. Cuando estamos en silencio, encontramos respuestas que vienen de una fuente más elevada. A veces, la razón por la que no podemos solucionar los problemas es que no somos capaces de dejar de pensar. Por tanto, Eckhart Tolle recomienda que, al enfrentar problemas complejos, alternemos entre el pensamiento enfocado y el silencio interior. Enfócate en el problema, piensa en las posibles soluciones. Pero luego relájate, suelta y conéctate con el silencio. Ese equilibrio te permitirá encontrar soluciones mucho más creativas de aquellas a las que podrías llegar sólo a través de tu mente limitada.

Suscríbete a mi blog y recibe en tu correo cada una de mis reflexiones.