En Conversaciones con Dios, Dios le dice a Neale Donald Walsh que para Él (Dios) no hay nada malo de manera absoluta. Entonces Neale le pregunta por qué, si no hay nada malo, Él da consejos y directrices. Al fin y al cabo, si no hay nada malo, ¿no daría lo mismo lo que hagamos o dejemos de hacer?
Frente a esto, Dios responde que, aunque no hay nada malo de manera absoluta, sí hay cosas malas de manera relativa. Las cosas son buenas o malas en relación con el objetivo que queramos lograr. Por ejemplo, si queremos ir hacia el norte y estamos caminando hacia el sur, podría decirse que estamos actuando mal. Pero caminar hacia el sur no es malo de manera absoluta, sino sólo en relación con el objetivo de llegar hacia el norte.
Así mismo, si queremos estar en paz y ser felices y plenos, habrá ciertas acciones que nos ayudarán a acercarnos a ese estado y serán «buenas» en relación con ese fin, y también habrá acciones que nos alejen de eso que buscamos y serán «malas» en relación con ese fin.
Así, Dios le dice a Neale algo como: «Me buscaste porque querías ser feliz, y con base en eso te guío y te digo que está bien y qué está mal. Pero eso no será bueno o malo de manera absoluta, sino sólo en relación con aquello que quieres experimentar. Si me pides ayuda, yo te la doy, pero nunca juzgo nada. Si decidieras no seguir este camino y quisieras experimentar sufrimiento o probar otras formas, a mis ojos seguirías siendo perfecto y no juzgaría nada de lo que hicieras. Eres libre para elegir lo que gustes y mi amor por ti no está en juego. Pero, si me dices que quieres despertar, que quieres paz, que quieres experimentar amor permanente, entonces sí te diré que algunas de las cosas que estás haciendo están muy mal y no sirven, mientras que otras son muy buenas».
Esto es hermoso. En Conversaciones con Dios, Dios da muchos consejos, desde qué comer y qué no hasta cómo relacionarnos con los demás y con nosotros mismos. Pero estos consejos no se basan en la idea de algo bueno o malo de manera absoluta. Depende únicamente de lo que queremos experimentar.
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Entiendo que no existe la maldad, sino la falta de conciencia.
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Tener conciencia de que es bueno o malo depende de la visión de cada uno, de cada familia, de cada región, de cada país, de cada situación particular y de cada instante del tiempo. Por lo tanto cada hecho subrayado como bueno o malo deberá analizarse según convenga. Es absolutamente relativo.
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