Cuando nos damos cuenta de que hemos cometido un error, es natural sentir miedo y ansiedad. Miedo por las consecuencias del error y ansiedad por querer arreglar la situación pronto.
Sin embargo, al tratar de solucionar una situación desde la ansiedad, por lo general no logramos más que empeorarla.
La culpa y el miedo nos llevan a querer arreglar todo ya. Pero en ese afán estamos desconectados de nuestro corazón y de nuestra sabiduría más profunda.
Seguir ese juego es como tratar de apagar un incendio con gasolina.
Es muy difícil detenernos y buscar silencio y paz interior en medio de la culpa y la ansiedad que se generan al haber cometido un error, sobre todo porque entonces tendemos a creer que la única manera de encontrar paz interior es solucionando el problema que causamos.
«Una vez arregle lo que dañé, una vez repare mis faltas, podré estar en paz», dice el ego. Es un truco.
La verdad es que nuestro acceso a la paz interior no depende del pasado y, por tanto, no depende de lo que hayamos hecho o de los errores que hayamos cometido.
No trates de arreglar tus errores antes de estar en paz. Y no creas que primero debes arreglarlos para poder encontrar la paz.

Suscríbete a mi blog y recibe en tu correo cada una de mis reflexiones.