¿Qué es lo verdaderamente importante?

Tomé esta frase del libro Redefine el éxito: bienestar, sabiduría, entrega y asombro para una vida plena, de la escritora Arianna Huffington, en el cual también estáns inspiradas las dos anteriores entradas de mi blog.

En el capítulo en el que aparece la cita, ella cuenta como en una época estaba constantemente preocupada por su trabajo y por las cosas que tenía pendientes, hasta que fue al doctor y se enteró de que podría tener cáncer. En ese momento, todas sus anteriores crisis se desvanecieron:

«Todas nuestras pequeñas ansiedades y preocupaciones triviales se evaporan ante el reconocimiento súbito de lo que realmente importa. Entonces recordamos la impermanencia de mucho de lo que asumimos que durará para siempre y el valor de las muchas cosas que damos por sentadas».

Es bueno parar de vez en cuando en medio de nuestras preocupaciones y preguntarnos si estamos enfocándonos en lo que es realmente importante. La presencia de ese ser querido que nos acompaña hoy. Esta mañana, esta tarde, esta oportunidad de respirar, vivir, disfrutar y compartir. Ese plato de comida que tienes en frente y que muchas veces consumes sin darle la atención que merece. Las plantas que te acompañan a diario. Los momentos de soledad que la vida te regala para que aprendas a conocerte y amarte.

Es bueno retirar nuestra atención de las preocupaciones del mundo con frecuencia, llevarla a nuestro corazón y decir: «Esto es lo realmente importante».

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¿Qué es el éxito para ti?

Un día, exhausta por la falta de sueño, Arianna Huffington se desmayó mientras trabajaba en su oficina y su cabeza se golpeó fuertemente contra su escritorio. Ese fue uno de los llamados a despertar más importantes en su vida.

Desde cierto punto de vista, Arianna era una mujer muy exitosa. Había fundado el Huffington Post y había sido escogida por la revista Time como una de las cien personas más influyentes del mundo. Sin embargo, su accidente la llevó a reconsiderar qué era el éxito para ella y qué quería para su vida.

Ahora, uno de los principales objetivos de Arianna es conscientizar a las personas sobre la importancia de dormir bien y tener hábitos saludables. Cómo parte de ese esfuerzo, escribió el libro Redefine el éxito: bienestar, sabiduría, asombro y entrega para una vida plena.

En este libro, habla sobre la importancia de cuestionar la idea de éxito que se ha impuesto en nuestra sociedad, según la cual llegar a la cima en nuestros trabajos para conseguir dinero y poder es lo más importante, incluso si eso implica que debemos dejar de lado nuestra salud o nuestra familia.

Me ha encantado el libro hasta ahora, aunque apenas estoy empezando. Seguramente, cuando lo termine haré un video para profundizar sobre sus enseñanzas, que nos invitan a tener una vida equilibrada, en la que el éxito no implica solamente logros externos, sino plenitud y bienestar interiores.

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¿Qué es suficiente?

Una de mis pasiones es el ajedrez. En los últimos días, he estado viendo videos de maestros que juegan en línea y transmiten sus juegos por YouTube. En un video reciente, vi a uno de los mejores jugadores del mundo quejarse constantemente de lo malo que era para el ajedrez. No importa qué tan buenos seamos en algo o qué tan alto lleguemos, si nos enfocamos en lo que nos falta o en lo que no es perfecto, siempre estaremos insatisfechos.

Muchas veces me he sentido insatisfecho con mi nivel de ajedrez y he soñado con ser un gran maestro. Me comparo con los jugadores de alto nivel y me siento profundamente inadecuado. Sin embargo, varios de mis amigos cercanos creen que soy un gran jugador. Y esos son halagos que usualmente no soy capaz de recibir, pues creo que tienen una idea errada de mí. Sin embargo, lo mismo me pasa a mí con ese gran maestro: admiro su forma de jugar, pero él la desprecia y muchas veces se siente insatisfecho.

Está muy bien tener altos estándares y aspirar a la excelencia. Pero si nuestras expectativas nos impiden difrutar de lo que tenemos en este momento, entonces, lejos de ayudarnos, nos llevan a tener una vida de insatisfacción, sin importar qué tanto nos esforcemos.

¿Qué es suficiente? Depende de con qué vara juzguemos o con quién nos comparemos. Puede ser un camino interminable en el que no podemos disfrutar de la vida. O puede ser ya suficiente, en este momento, exactamente como es. Que sea suficiente no quiere decir que no trataremos de mejorar. Quiere decir, simplemente, que nos permitimos apreciar plenamente nuestra vida exactamente como es ahora.

A veces, pareciera que lo que es o no suficiente es algo que viene ya establecido. Pareciera que es obvio cuál es el estándar y que no se puede cambiar. La verdad es que es una elección.

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Saltar al vacío

Nunca podremos tener la certeza a nivel intelectual de que todo saldrá bien. La mente siempre podrá encontrar un pero, una duda, algo incierto, una razón para tener miedo.

Seguir nuestro corazón implica saltar al vacío desde el punto de vista del intelecto. Y esto asusta. Pero vale la pena. Pues el corazón sabe lo que en verdad queremos en el nivel más profundo.

Si seguimos a la mente, tal vez tengamos la ilusión de control por un tiempo, pero en últimas permaneceremos insatisfechos. Si seguimos al corazón, enfrentaremos en algún momento el miedo que implica saltar al vacío, pero encontraremos la satisfacción plena de seguir a nuestro ser verdadero.

Sobre seguir al corazón, te recomiendo el libro El Camino del Corazón, canalizado de las almas de Jesús y María Magadalena, libro que tuve el placer y el privilegio de traducir al español.

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El cambio verdadero

Todo proceso de transformación genuino comienza con la decisión de parar y mirar adentro.

Mientras no sanemos por dentro, podremos cambiar todo afuera y, sin embargo, todo volverá a ser igual. Es como cuando cambiamos de pareja y la siguiente a relación vuelve a ser igual que la anterior. Esto es así porque el afuera es sólo un espejo de lo que llevamos dentro. En consecuencia, mientras no cambiemos por dentro, seguiremos viendo el mismo reflejo afuera, sólo que disfrazado de formas diferentes.

El cambio verdadero, por tanto, implica mirar adentro. A veces no queremos mirar en nuestro interior, pues hay emociones que no queremos sentir, hay miedos, hay viejas heridas que esperan la luz de nuestra consciencia para salir a la superficie y así poder sanar.

Da miedo. Como visitar un viejo sótano oscuro y desordenado en lo más profundo de nuestra casa. Pero vale la pena, pues allí se esconde el tesoro más grande que jamás podríamos imaginar. Sin embargo, para llegar a él hay que tener la valentía de mirar adentro y sanar.

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¿Cómo sentir las emociones?

Hace poco subí un video sobre cómo lidiar con pensamientos hipocondriacos. Uno de los consejos que doy allí es que es importante sentir las emociones. Cuando no las sentimos, se acumulan y forman un campo energético denso. Y esa energía tiende a convertirse en pensamientos oscuros, por ejemplo, en pensamientos de miedo ante la enfermedad. Cuando sentimos las emociones, esa energía densa se libera y los pensamientos también se aligeran.

Alguien me pidió en los comentarios del video que hablara un poco más sobre cómo sentir las emociones.

Sentir las emociones es algo que todos podemos elegir. O tal vez no todos, pero si estás leyendo esto, lo más probable es que tú sí puedas elegirlo.

Por supuesto, el problema no está en que no podamos elegirlo, sino en que a veces tenemos una gran resistencia a hacerlo. Cuando las emociones son muy densas, en normal que querramos huir de ellas. Es incómodo sentir una emoción densa, de eso no hay duda. Pero podemos elegirlo.

El único consejo que puedo dar al respecto es que vale la pena probarlo. No creo que el consejo haga que sea menos incómodo sentir las emociones densas. Va a ser incómodo. Puedo asegurar, no obstante, que en mi experiencia vale la pena. Cuando lo hacemos, sentimos como nuestra vibración se eleva y la percepción del mundo cambia. Cuando sentimos las emociones, sanamos y se nos hace más fácil perdonar a otros y a nosotros mismos. Cuando sentimos las emociones, se abre nuestro corazón.

Por tanto, el mejor consejo que puedo dar es que tengas la valentía de atravesar la puerta y quedarte con tus emociones. Quédate en medio de la incomodidad de la ira. Quédate en medio del dolor de la tristeza. Ve profundo allí. Sabes cómo hacerlo.

La invitación es a que te atrevas. Una vez lo hagas, el bienestar que experimentarás te llevará a que naturalmente cada vez lo hagas más. Es como ir al gimnasio en las mañanas. Al comienzo da pereza y hay mucha resistencia. Pero, a medida que comienzas a hacerlo, la resistencia va cediendo. Y llega un punto en el que lo haces con ganas e incluso te hace falta. Pero hay que comenzar. Hay que tener la fuerza para ir el primer día. Ese día en el que las piernas no se quieren mover y el frío te pide que te quedes un rato más en la cama. Hay que pasar por ahí.

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Sabiduría aérea

En las recomendaciones de seguridad de los aviones, siempre nos dice que, en caso de emergencia, debemos tomar oxígeno primero nosotros de las mascarillas antes de auxiliar a los demás. Y esto sin exepciones. Si vas con un niño pequeño al lado y de verdad estás interesado en su bienestar, primero tomarás oxígeno antes de ayudarlo.

La lógica de esto es que, si tratas de ayudar a un niño pequeño antes de ayudarte a ti mismo, probablemente te quedarás sin oxígeno y desfallecerás, y entonces el niño tendrá que defenderse solo, y probablemente no podrá, y menos aún podrá ayudarte a ti cuando lo requieras.

En épocas de emergencia, a veces ponemos por delante las necesidades de los demás y nos olvidamos de estar bien nosotros. Y esto, en realidad, nos lleva a no poder ayudar a los demás. Pues sólo podemos ayudarlos si estamos bien, si tenemos para dar, si tenemos ganas. Si estamos deprimidos o enfermos, va a ser muy difícil contribuir a mejorar la situación del mundo. Y esto es especialmente cierto en tiempos difíciles y retadores como estos.

A veces, por tratar de ayudar a los otros antes de ayudarnos a nosotros mismos, terminamos incapacitándonos para ayudarlos.

Si ahora te centras en estar feliz, en estar bien, en sanar, en cuidarte, no es eso egoísmo ni desinterés por los demás. El mundo te necesita feliz, sano y lleno de energía. Cuando estés bien, naturalmente ayudarás a los demás. No tendrás que esforzarte para decidir ayudar. Las ganas de ayudar brotarán de tu corazón de forma tan natural como el agua que reboza de una copa en la que se sigue vertiendo líquido cuando ya está llena.

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Es momento de dar lo mejor de nosotros

Ahora es cuando el mundo más necesita de nuestra luz. Y ahora tenemos una oportunidad en la que la vida nos empuja a encontrar esa luz en nuestro interior y encenderla con más fuerza que antes.

Te invito, pues, a mirar cómo puedes usar esa situación para sanar. Te invito a que mires con atención qué heridas salen a la superficie para que las sanes. Te invito a que mires qué talentos estaban dormidos que ahora tienes oportunidad de despertar y compartir.

Y te invito, sobre todo, a que des lo mejor de ti y compartas lo que tienes con el mundo. Tienes más para dar de lo que crees. Y hay más gente que necesita de tu luz y tus dones ahora. ¡Ánimo! Que sea este un tiempo para dar, para crecer y para apoyar a los demás. Tal vez no puedas darles un abrazo o un beso, pero sefuro que, si miras con atención, encontrarás la forma ayudarnos y de esparcir tu luz.

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¿Qué nos sirve y qué no?

A veces, al entrar en un camino espiritual, comenzamos a preguntarnos si algunas cosas son «buenas» o «malas».

¿El dinero es bueno o malo? ¿El sexo es bueno o malo? ¿Mejorar el cuerpo es bueno o malo?

Lo primero que quisiera decir es que no hay nada «bueno» o «malo» por sí mismo. Al menos así interpreto yo la realidad. Sin embargo, en relación con un objetivo específico, hay cosas que nos sirven o no. Si quiero ir hacia el norte y comienzo a caminar hacia el sur, se podría decir que, en relación con ese objetivo, estoy caminando «mal».

Por tanto, en vez de preguntar qué es bueno y qué es malo, prefiero preguntar qué nos sirve y qué no para alcanzar ciertos resultados específicos. Yo, por ejemplo, tengo como objetivo estar en paz, y en relación con ese objetivo puedo decir que para mí tomar café es «malo», pues no me deja dormir y hace estragos en mi sistema nervioso, y en esas condiciones me cuesta mucho estar en paz.

Te invito entonces a que nos preguntemos: ¿qué nos sirve y qué no?

Al tratar de responder esta pregunta, veremos que muchas cosas nos sirven o no dependiendo de cómo las usemos. En mi caso, el café definitivamente no me sirve, pero conozco muchas personas que lo pueden disfrutar sanamente y para quienes es fuente de energía. Hay cosas, por otro lado, que me sirven o no dependiendo de como las use. Internet puede ser maravilloso, una forma de acceder a información valiosa, pero puede ser también una adicción y una forma de escapar. El teléfono que tengo en las manos puede ser la herramienta con la que comparto mis ideas e inspiro a otros o puede ser una gran forma de olvidarme de mí mismo. El dinero puede servirnos para ayudarnos en nuestro proceso de crecimiento interior o puede servirnos para alimentar nuestro ego y alejarnos de nosotros mismos. Nuestro propio camino espiritual puede ser usado para crecer o para adornar nuestro ego.

Así pues, sugiero que no preguntes qué es bueno y qué es malo, sino qué te sirve y qué no. Y, al mirar si algo sirve o no, mira cómo lo estás usando y si podrías usarlo de mejor manera.

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¿Cómo soltar las adicciones?

Aquello a lo que te resistes persiste.

Esta es una frase que encontramos con frecuencia en los mensajes motivacionales, ¡y cuánta razón tiene!

Cuando tratamos de resistirnos a algo, le damos nuestra energía. Pues para resistir, tenemos que controlar, y controlar es algo que requiere de mucha energía.

No quiere decir esto de nunca debemos tratar de controlar nada. Se trata, más bien, de una invitación a encontrar formas más sanas de dejar ir lo que nos hace daño, de tal modo que cada vez tengamos que controlar menos.

Un ejemplo claro de algo que tratamos de dejar ir son las adicciones, esos comportamientos repetitivos que nos hacen daño y que parecen ser más fuertes que nuestra voluntad. Cuando tratamos de luchar contra una adicción resistiéndonos, le damos toda nuestra atención. Se puede hacer esto, y en algunos casos es necesario, pero es un camino arduo y agobiante. Por momentos pareciera que, entre más nos resistiéramos a las adicciones, más fuerza tienen.

Una alternativa a luchar contra aquello que queremos dejar ir es enfocar nuestra energía en algo que sí queremos. Así, a medida que el nuevo enfoque de nuestra energía crece, cada vez queda menos energía disponible para las adicciones y éstas pierden fuerza.

Por ejemplo, supongamos que quieres dejar de fumar. En vez de gastar toda tu energía resistiendo la tentación de fumar, enfócate en realizar otras actividades que vibren en una frecuencia muy diferente a la del cigarrillo y que sean incompatibles con éste. Algo que ayuda mucho en esos casos es hacer ejercicio. Si enfocas tu energía en el deporte, esto te traerá satisfacción y tu mente empezará a soltar por momentos su fijación en el cigarrillo, pues estará enfocada en el ejercicio que haces.

Enfocate en meditar, enfócate en danzar, enfócate en dar. Eso naturalmente elevará tu vibración, y entre más alta sea tu vibración, naturalmente las adicciones irán perdiendo fuerza. Puede que a veces se requiera de fuerza de voluntad. Pero el proceso será más ameno y suave si tu energía tiene ahora un nuevo foco que te proporciona bienestar y satisfacción, en vez de estar simplemente reprimiendo un deseo que surge en ti.

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