Me llegó un mensaje hermoso del maestro budista Jack Kornifield sobre la actitud más elevada que podemos asurmir frente al coronavirus. Aquí está mi traducción de ese mensaje:
Queridos amigos:
Podemos elegir.
Las epidemias, al igual que los tornados y los terremotos, son parte del ciclo de la vida en el planeta Tierra.
¿Cómo responderemos? ¿Con codicia, odio, miedo e ignorancia? Esto sólo traerá sufrimiento. O con generosidad, claridad, firmeza y amor?
Es momento para el amor.
Es momento para Bodhisattvas. En las enseñanzas budistas, el Bodhisattva es alguien que se compromete a aliviar el sufrimiento y brinda bendiciones en todas las circunstancias. Un Bodhisattva elige vivir con dignidad y valentía e irradia compasión por todos, sin importar en dónde se encuentren.
Esta no es una metáfora. En tanto que Bodhisattvas, se nos pide ahora que miremos la tragedia del mundo y respondamos con amor.
El camino del Bodhisattva está en frente de nosotros. Lo hermoso es que podemos ver a Bodhisattvas por todas partes. Los vemos cantando desde sus balcones para aquellos encerrados adentro. Los vemos en esos vecinos que cuidan de los mayores que viven cerca, en nuestros valientes trabajadores de la salud y en aquellos que pasan desapercibidos y abastecen los estantes de nuestras tiendas y supermercados.
En tanto que padre, si ella me llamara, yo viajaría hasta los confines de la Tierra para ayudar y proteger a mi hija. Ahora, ella y su esposo, paramédico y bombero, junto con mi pequeño nieto aguardan al virus. En su estación de bomberos urbana, al igual que en muchos hospitales y centros de respuesta inmediata, no hay máscaras. Ochenta por ciento de su trabajo son llamadas de emergencia y todos esperan contraer el virus. No les harán tests, pues el departamento de bomberos no puede darse el lujo de perder a demasiados de sus bomberos.
¿Qué puedo hacer? ¿Qué podemos hacer?
En este momento, podemos sentarnos en silencio, tomar una respiración profunda y reconocer nuestro miedo y nuestra desconfianza, nuestra incertidumbre y nuestra impotencia… y abrazar todos estos sentimientos con un corazón compasivo. Podemos decirles a nuestros miedos y nuestra incertidumbre: «Gracias por tratar de protegerme» y «Por ahora estoy bien». Podemos poner nuestros miedos en el regazo de Buda, de la Virgen María, de Quan Yin, podemos depositarlos en los corazones de las generaciones de valientes médicos y científicos que han ayudado al mundo en epidemias anteriores.
Cuando hacemos eso, podemos sentirnos parte de algo más grande, de generaciones de sobrevivientes en la vasta red de la historia y la vida, «siendo cargados», como dicen los ancianos del pueblo Ojibwa, «por grandes vientos a través del cielo».
Este es un tiempo de misterio e incertidumbre. Respira. Los velos de la separación se están yendo y la realidad de la interconexión es evidente para todos en la Tierra. Necesitábamos esta pausa, y quizás incluso nuestro ailsamiento, para ver qué tanto necesitamos cada uno del otro.
Ahora es momento para aportar nuestra parte.
Los Bodhisattva deliberadamente miran hacia el sufrimiento para servir y ayudar a aquellos a su alrededor en cualquier manera que puedan.
Esta es la prueba por la que hemos estado esperando.
Sabemos cómo hacerlo.
Es hora de renovar tu juramento.
Siéntate en silencio de nuevo y pregúntale a tu corazón: ¿cuál es mi mejor intención, mi más noble aspiración para este momento difícil?
Tu corazón responderá.
Deja que esto se convierta en tu guía. Cuandoquiera que te sientas perdido, recuerda y esto te recordará lo que importa.
Es tiempo de ser la medicina, la música inspiradora, la lámpara en la oscuridad.
Arde con amor. Sé un portador de la esperanza.
Si hay un funeral, despídelos con una canción.
Confía en tu dignidad y bondad.
Donde otros acumulan… ayuda.
Donde otros engañan… defiende la verdad.
Donde otros están abrumados o son indolentes… sé bondadoso y respetuoso.
Cuando te preocupas por tus padres, tus hijos, tus seres queridos, permite que tu corazón se abra y participe en la preocupación de todos por sus padres, sus hijos y sus seres amados. Este es el gran corazón de la compasión. El Bodhisattva dirige la compasión hacia todos: aquellos que están sufriendo y son vulnerables y aquellos que causan el sufrimiento. Estamos en esto juntos.
Es momento para reimaginar un mundo nuevo, para visualizarnos compartiendo nuestra humanidad común, para visualizar cómo podemos vivir de la manera más hermosa posible. Al atravezar esta situación, podremos hacer aquello que cultivemos y en lo que pongamos nuestro empeño.
Al final, recuerda que quien eres es la consciencia atemporal, la consciencia que nació en tu cuerpo. Tú naciste como un hijo del espíritu, e incluso ahora puedes volver a esa consciencia y convertirte en la consciencia amorosa que te atestigua leyendo y sintiendo y reflexionando.
Cuando un bebé nace, nuestra primera respuesta es el amor.
Cuando un ser querido muere, la mano que sostenemos es un gesto de amor.
El amor y la consciencia atemporales son lo que eres.
Confía en eso.
Querido Bodhisattva,
El mundo espera tu corazón compasivo.
Abordemos esta gran tarea juntos.
Con cariño,
Jack Kornfield.

Jack Kornfield se entrenó como monje budista en monasterios de Tailandia, la India y Burma. Ha enseñado meditación a nivel internacional desde 1974 y ha sido uno de los maestros más importantes que ha introducido la práctica budista de atención plena en Occidente. Entre sus libros, que han sido traducidos a una veintena de idiomas, se encuentran El corazón de la sabiduría, Cuentos del espíritu: historias del corazón, Buscando el corazón de la sabiduría y Trayendo el dharma a casa: despierta justo donde estás.
Puedes conocer más sobre él en su página web.