Para hacer esta meditación debes disponer de una hora. Se recomienda hacerla antes de dormir, aunque también puede hacerse en otros momentos del día. Para hacerla, se requiere de un espacio en el que podamos estar acostados cómodamente boca arriba, con las manos a los lados y las palmas también mirando hacia arriba.
La mejor forma de saber si una meditación o un camino funciona para ti es probándolo. Recomiendo antes de hacer la meditación escuchar el podcast en el que hablamos sobre ella. No obstante, solo la practica te dirá si es para ti.
Si quieres intentar esta meditación, prueba hacerla al menos durante un mes y al menos unas tres veces por semana. Así sabrás si te funciona.
Si quieres profundizar más en esta práctica, puedes decírmelo a través de mi correo electrónico o de cualquiera de mis redes sociales y te pondré en contacto con Alberto, quien guía la meditación que comparto aquí:
Haz click en la imagen para oír la meditación en Spotify:
Hace unos años comencé a meditar con un grupo de amigos. No siempre voy a sus sesiones, pero me han ayudado mucho en ciertos momentos de mi vida.
El amigo que lidera esas reuniones se llama Alberto Araoz, a quien por cariño llamo «Viejo Beto», y quien ha sido un maestro para mí. En las últimas semanas, con Beto hemos comenzado a trabajar un tipo particular de meditación: el yoga nidra, práctica espiritual que gira alrededor del sueño.
Mediante el yoga nidra se puede regularizar el ritmo del sueño. Pero, más importante aún, se puede empezar a usar el momento del sueño como parte de la vida espiritual. En este episodio de mi podcast sobre reflexiones espirituales, Beto me explicó que el yoga nidra también puede ayudarnos a mantenernos conscientes mientras dormimos. Cuando esto sucede, tenemos sueños lúcidos. Sabemos que estamos dentro de un sueño, podemos modificarlo y podemos usarlo para avanzar espiritualmente.
Alberto ha avanzado bastante en este camino, como pueden apreciar en el podcast. Por mi parte, he tenido avances y algunos sueños significativos en los que alcanzo a mantener cierto grado de consciencia, pero aún no tengo sueños lúcidos.
Sin embargo, lo que he experimentado con las meditaciones de Beto me hace confiar en esta práctica. Creo que puede ser un camino profundo y poderoso para algunos. Por eso los invito a oír este episodio de mi podcast, en el que Alberto explica cómo funciona el yoga nidra y nos cuenta su experiencia con este sistema de meditación.
En una entrada anterior hablé sobre la importancia de observar nuestros pensamientos.
Quiero aclarar algo ahora. Observar nuestros pensamientos tiene varios niveles.
Por una parte, cuando observamos nuestros pensamientos observamos qué es lo que nuestra mente dice. Esto implica escuchar nuestra mente como si estuviéramos leyendo un libro o viendo una película: nos fijamos en las palabras, los temas, las ideas, o incluso las imágenes o sonidos que aparecen allí.
Por otra parte, para observar con mayor profundidad nuestros pensamientos debemos prestarle atención a nuestro cuerpo y a nuestra energía. Los pensamientos tienden a producir cambios en nuestras emociones y en la vibración de nuestra energía. Por tanto, al observar nuestras emociones y nuestra energía podemos hacernos conscientes de cuál es la vibración de nuestros pensamientos.
La densidad de nuestro campo energético y emocional nos habla de la densidad de nuestros pensamientos. Así, una de las mejores maneras de aprender a observar nuestros pensamientos es conectarnos profundamente con nuestro cuerpo, nuestra energía y nuestras emociones.
Si sientes las emociones y el cuerpo densos, esa es una señal de que tus pensamientos probablemente estarán vibrando en una frecuencia baja. En consecuencia, en esos momentos no es una buena idea creer lo que te dicen ni tratar de resolver las cosas usando la mente. Lo más seguro es que crees historias de miedo que harán aún más densas tus emociones y energía. Cuando te sientas así, simplemente toma consciencia de la energía en tu cuerpo. Sentir esa densidad y darle tu consciencia es una gran práctica espiritual.
Habitar en tu cuerpo plenamente cuando se siente incómodo y denso es difícil al comienzo, pero te ayudará a ir más allá de los trucos de tu mente, que son especialmente difíciles de ver cuando estamos con una frecuencia vibratoria baja. Tu consciencia permitirá que esa frecuencia se eleve y se transmute. La clave es estar plenamente presentes, sintiendo por completo nuestras emociones y nuestra enegía.
El mejor criterio para determinar qué tanto has avanzado en tu camino espiritual es qué tanto tiempo permaneces en quietud, sin pensamientos, durante la vida cotidiana ~ Eckhart Tolle
Sin duda, una de las cosas que más nos hace sufrir es el constante ajetreo de nuestra mente. Por eso, hay muchas prácticas de meditación que se enfocan en detener los pensamientos.
Sin embargo, tratar de detener nuestros pensamientos puede ser algo difícil y puede generar tensión en nuestra práctica espiritual. No es fácil dejar la mente en blanco cuando llevamos años y vidas acostumbrados a su incesante parloteo.
Algo que puede ayudar mucho es aprender a observar los pensamientos. Cuando asumimos la posición del observador, veremos que nuestros patrones de pensamiento pierden fuerza y dejan de hacernos sufrir.
¿Cómo observar nuestros pensamientos? En este episodio de mi Podcast sobre reflexiones espirituales te comparto algunos consejos para esto, gran parte de los cuales están inspirados en las enseñanzas de Eckhart Tolle.
La gratitud es de las actitudes más poderosas y transfomadoras.
Sin embargo, para poder estar realmente agradecidos primero tenemos que reconocer y apreciar lo que tenemos.
Una vez tomamos consciencia de nuestras bendiciones, naturalmente surge en nosotros la gratitud.
Pero a veces nuestros juicios e ideas sobre cómo deberían ser las cosas nos impiden apreciar este momento. Y esto nos sucede con todo en nuestras vidas. Creemos que nuestro cuerpo debería ser de cierta manera, así como las personas a nuestro alrededor y nuestro mundo en general.
Nos quejamos de los políticos, de los insconcientes. Nos quejamos de nosotros mismos, de nuestras familias. Y mientras veamos el mundo a través de las ideas y los juicios, no podremos reconocer la increíble belleza y perfección que nos rodea en cada momento, y no podremos abrazar y agradecer nuestras vidas.
Entonces, parte importante de sanar es soltar los juicios para así poder agradecer cada aspecto de nuestras vidas.
En una entrada anterior, comencé a explicar algunas de las técnicas del sistema Isha, que se bazaba en la apreciación y la alabanza. Este es el siguiente paso: enfocarnos en la gratitud.
Para esto, el Sistema Isha nos invita a pensar este hermoso pensamiento:
GRACIAS AL AMOR POR MI EXPERIENCIA HUMANA EN SU PERFECCIÓN. Y tras pensarlo llevaremos nuestra atención a la zona del medio del pecho: la zona del corazón.
Al igual que con la frase de poder que compartí anteriormente, en este caso tampoco tienes por qué creer lo que la frase dice. No te tiene por qué gustar. No tienes que buscar un estado interior específico. A veces sentirás paz, otras veces vendrás muchos pensamientos o emociones. Todo esto es perfecto.
Si quieres conocer más sobre esta práctica, puedes encontrar material en la página de Isha.
Había dos monjes que pertenecían a una orden muy estricta. Una de las reglas es que nunca debían tener contacto con una mujer.
Un día, mientras caminaban, encontraron en la orilla de un río a una mujer que lloraba. «¿Qué pasa?», le preguntó uno de ellos. «No puedo pasar al otro lado porque la corriente es muy fuerte, ¿podrían ayudarme?». El monje que había preguntado, sin pensarlo, alzó a la mujer en sus brazos y la ayudó a cruzar el río.
Después de esto los monjes prosiguieron su camino, pero el monje que no había ayudado a la mujer estaba perturbado. No podía dejar de pensar en que su compañero había roto sus votos y había incumplido sus juramentos. Finalmente, se detuvo, miró a los ojos a su amigo y le dijo: «No puedo creer que estés tan tranquilo, como si no hubieras hecho nada, a pesar de que sostuviste a esa mujer en tus brazos, sabiendo que nuestros maestros nos lo han prohibido». «Bueno», le respondió el otro, «la verdad es que yo hace varias horas solté a la mujer. Tú, en cambio, la sigues cargando».
El monje que estaba perturbado seguía repitiendo la imagen en su mente. Seguía aferrado al pasado. No podía estar completamente en el momento. Esto fue lo que le mostró su compañero.
Si observamos nuestra mente, veremos que gran parte del tiempo vivimos aferrados al pasado o nos proyectamos obsesivamente al futuro. Cuando esto sucede, nos perdemos este momento, que es lo más valioso que existe, porque es lo único que existe ahora.
El monje que no podía dejar de pensar en lo que había pasado estaba desconectado del momento. No podía apreciar lo que tenía a su alrededor. Para apreciar, primero debemos estar presentes.
Esta historia me gusta mucho. Y a veces la he contado cuando he enseñado el sistema de meditación que he estado promoviendo en algunas de las últimas entradas de mi blog: El Sistema Isha.
Este sistema se basa en unas frases de poder que la maestra Isha llama «facetas». Hoy les compartiré la primera de ellas, que está enfocada precisamente en conectarnos profundamente con este momento y apreciar lo que tenemos en nuestra vida justo ahora, aquí.
ALABANZA AL AMOR POR ESTE MOMENTO EN SU PERFECCIÓN. Y llevaremos nuestra atención a la zona del medio del pecho: la zona del corazón.
Esta primera faceta nos ancla en el momento presente. Y sólo cuando estamos presentes, podemos apreciar. La palabra «alabanza», en este contexto, se refiere al acto de reconocer y apreciar profundamente la vida, cosa que sólo podemos hacer en el momento presente.
Estas frases se practican de manera muy sencilla, pero sus efectos son muy poderosos, y de eso puedo dar testimonio, tras haberlas usado por más de diez años.
Si quieres probarla, simplemente busca un lugar cómodo, cierra tus ojos (puede ser sentado o acostado), piensa la frase y lleva la atención a tu corazón.
No tienes por qué creer lo que la frase dice. No te tiene por qué gustar. No tienes que buscar un estado interior específico. A veces sentirás paz, otras veces vendrás muchos pensamientos o emociones. Todo esto es perfecto. La frase está funcionando y su vibración hará que eleves la tuya y vayas sanando y vayas dejando ir aquello que vibra en una frecuencia más baja.
Si quieres conocer más sobre esta práctica, puedes encontrar material en la página de Isha.
Esta época del coronavirus ha sido dura para mí. Al comienzo, tuve mucho, mucho miedo. Traté de enfocarme en dar y en servir, pero el miedo se apoderó de mí.
Pasaba grandes cantidades de tiempo viendo noticias y preocupándome, que casi me dan ataques de pánico. Llegó un momento en el que caminaba por mi casa y me sentía mareado de tanto miedo. Temía por mi vida y por la vida de mis padres, temía por mi futuro.
Casi no podía meditar. Me desconecté por semanas de mi práctica espiritual.
En esos momentos me reconecté con el Sistema Isha, una práctica espiritual que ha sido muy importante en mi camino. De hecho, pasar seis meses en el centro de Isha fue una de las experiencias más importantes de mi vida. Por eso lo promuevo tanto, como cuento en este video que hice sobre esa experiencia.
Por eso quiero en estos días que vienen promover el Sistema Isha e invitarlas e invitarlos a que lo conozcan.
Cuando me contactó una maestra de Isha hace unos meses a invitarme a un retiro online, la verdad acepté más que todo para apoyar a Isha y a sus maestros en esta época de cuarentena, en la que sé que tuvieron que cancelar sus eventos en persona. Nunca había hecho un retiro online con ellos, y compré la participación más sintiéndolo como una donación. Pero lo que recibí en el curso online me sorprendió.
Fue una reconexión profunda conmigo. Una limpieza de muchos miedos y emociones que se habían acumulado con el tiempo y de los que no era tan consciente. Fue un revolcón profundo y transformador. Fue tan profundo que me obligó a parar. Por eso me desconecté de este blog y bajé en gran medida mi actividad en todas mis redes sociales. Fue un momento en el que sentí que necesitaba sanar de nuevo y retirarme, y entrar en lo que llamo «fase del oso polar«.
Ahora, un par de meses después, sigo sanando y me encuentro actualmente en otro retiro online con el Sistema Isha. Sin embargo, ya tengo ganas de salir a compartir un poco más. Y así, quiero compartir la herramienta en la que más me he apoyado en estos meses.
Si quieres conocer más sobre esta práctica, puedes encontrar material en la página de Isha.
Hace un tiempo he venido guiando meditaciones de manera virtual para un grupo de amigos con el que me reuno de manera virtual. Ha sido una experiencia muy gratificante. Guiar meditaciones me conecta de maera profunda con el corazón y es algo que hago con mucho gusto.
A raíz de ese proceso nació la idea de grabar meditaciones guiadas para compartirlas en mis redes sociales.
Aquí te comparto la primera meditación, llamada «Momento presente y consciencia profunda». Relájate, ponte cómoda y disponte a adentrarte en este momento:
Así mismo, te invito a que te suscribas a un podcast en el que estaré haciendo reflexiones sobre la espiritualidad y compartiendo ideas para elevar la consciencia. A este también puedes acceder por Spotify o iVoox.
A veces entorpecemos nuestros proyectos cuando no logramos desconectarnos de ellos. Por ejemplo, cuando sembramos las semillas y después no podemos dejar de mirarlas a ver si han crecido. Claro, hay que revisarlas de vez en cuando. Pero estar las 24 horas encima no va a ayudar. Y, si en el afán de hacerlas crecer les echamos más agua de la necesaria, podemos terminar matando las semillas.
Así mismo, a veces no paramos de pensar en nuestros proyectos y en lo que queremos lograr. Esto no nos ayuda a conseguir lo que queremos, pues drena nuestra energía y nos impide descansar. Además, al no desconectarnos, nuestra mente pierde claridad, como les sucede a todas la mentes que no tienen el descanso suficiente. Y esa falta de claridad, sumada a la ansiedad por obtener el resultado que buscamos, puede llevarnos a emprender acciones contraproducentes, como echar demasiada agua o tratar de recoger la cosecha antes de tiempo.
Por tanto, desconectarnos de nuestros proyectos es una parte fundamental de lograr que tengan éxito; pero, sobre todo, es una parte fundamental de estar plenos mientras los llevamos a cabo. Pues, incluso si llegamos a la meta, no habrá valido la pena si llegamos enfermos, sin energía vital y sin dicha; en cambio, si estamos felices y plenos, el camino habrá valido la pena, incluso si no llegásemos a nuestra meta.
¿Te ha pasado que tratas de estar en paz, meditas, tratas de enfocarte en el momento presente, pero no te dejan? ¿Hay mucho ruido? ¿Te interrumpen constantemente? ¿Hay caos a tu alrededor y no puedes relajarte ni concentrarte en tu práctica meditativa? ¿Y justo cuando ya todo está resuelto y puedes descansar, un bebé comienza a llorar…?
Si te sientes identificada con alguna de estas situaciones, entonces tengo una muy buena noticia para ti: tienes ante ti la oportunidad de comenzar una poderosa práctica espiritual.
Un ejercicio que propone el maestro Eckhart Tolle es usar los ruidos y las situaciones a nuestro alrededor que nos incomodan para practicar la rendición espiritual. (Si te interesan las meditaciones propuestas por Eckhart Tolle, no te pierdas este video).
La idea es asumir estas situaciones como oportunidades para aceptar el momento presente exactamente como es.
La mente nos dice que, si ese ruido dejara de sonar, si esa persona se callara, si apagaran ese televisor, entonces podríamos estar en paz. Pero, si estamos buscando cambiar el afuera para tener paz, es porque no hemos encontrado aún la paz verdadera dentro de nosotros. Y esa paz la alcanzamos cuando hacemos las paces con el momento presente; es decir, con este momento, exactamente este, como es.
Hacer las paces con el momento presente implica estar en paz sin importar lo que suceda a nuestro alrededor. No se trata de no tener emociones. Se trata de conectarnos con una paz interior que está más allá de la alegría y la tristeza. Es una sensación de espacio profundo que puede albergar cualquier emoción. Sí: podemos estar tristes y en paz, e incluso podemos tener ira y estar en paz. La emoción sólo está en la superficie del cuerpo. Pero cuando nos conectamos con nuestra esencia más profunda, que va más allá del cuerpo, surge una paz que es independiente de lo que sucede en la superficie.
Hay situaciones muy extremas que requieren un alto grado de maestría espiritual para poder hacer las paces con ellas. Y, al menos la mayoría de nosotros, tenemos que practicar antes de poder contactar esa paz profunda dentro de nosotros.
Sin embargo, podemos empezar por cosas pequeñas. Escoge un ruido que te moleste a veces. Puede ser el ruido de los carros que tocan la bocina en medio de los atascos del tráfico, o quizás el ruido de los vecinos por la mañana o a altas horas de la noche. O tal vez es el llanto de tus hijos o de los hijos de tus amigos o familiares. O tal vez es incluso el sonido de la voz de tu pareja cuando te recrimina.
Cada vez que aparezca ese sonido, úsalo como una alarma que indica que es momento de comenzar el ejercicio espiritual. No huyas del sonido. No trates de calmarlo. No trates de distraerte. No te pongas a pelear, ni externamente ni en tu mente, con quienes producen el sonido. Es un regalo. Es el fundamento de tu práctica espiritual, así que agradéceles.
Ten la intención de aceptar plenamente el sonido. Esto quiere decir: dale toda tu atención y permite que el ruido se quede tanto como quiera.
Observa con mucha atención en esos momentos tus emociones, sensaciones y pensamientos. Observa. Toma consciencia de la presencia que observa. Ve profundo. Observa desde la profundidad el ruido que está en la superficie y mira cómo produce olas de emociones y pensamientos a su alrededor. Simplemente observa.
Con práctica, verás que puedes conectarte con una paz profunda en medio del ruido. Y has llegado a esa paz gracias al ruido. ¿No es una oportunidad maravillosa?
Algunas recomendaciones:
No te fuerces: Si hay una situación muy extrema y no te puedes rendir, no te fuerces. Comienza con cosas pequeñas, con algo que no tenga una gran carga emocional para ti. Si el sonido de los carros te altera demasiado, escoge otro menos intenso con el que empezar a practicar. Ve poco a poco. Comienza a elegir situaciones cada vez más intensas, pero asegúrate de que el proceso es fluido y de que no te estás forzando.
No te reprimas: ¿Cómo saber si te estás forzando? Cuando te fuerzas, hay represión. Sientes las emociones con gran intensidad y hay gran malestar en ti. Lo soportas, pero te hace daño. Si este es el caso, es importante que liberes la energía. Si quieres, intenta la práctica, pero después asegúrate de dejar salir las emociones. Si te cargas de molestia, canaliza esa energía de forma sana: corre, grita, haz ejercicio, golpea una bolsa de boxeo. No te quedes con la energía adentro si sientes que te sobrepasa. A medida que avances, esa misma energía podrás transformarla en consciencia y amor puro y entonces ya no tendrás que liberarla, pues no habrá riesgo de que la reprimas. Pero, mientras llegas a ese punto, tómalo con calma y deja salir la energía tantas veces como sea necesario.