¿Cuándo nos ahogamos en nuestros propios pensamientos? Cuando creemos todo lo que dicen.
Si tenemos patrones de pensamientos compulsivos que se enfocan en lo que está mal, como a menudo me sucede, creeremos estar en constante peligro a menos que los observemos.
Esa es la clave: observar los pensamientos, tomar consciencia de ellos.
Cuando reconocemos que estamos en un patrón de pensamiento, sabemos que lo que nos dice no es real. Entonces nuestras acciones y nuestras decisiones, así como los pensamientos subsiguientes, ya no se ven afectados. En otras palabras, vemos a través del velo de nuestros pensamientos.
Observa pues tus pensamientos. Toma distancia. Obsérvalos como si fueran los pensamientos de alguien más. No te identifiques con ellos, pues no eres ellos. Obsérvalos pasar como mirarías las nubes en el cielo, permitiendo tranquilamente que una llegue y otra se disuelva, sin aferrarte a las que tienen formas bellas y sin angustiarte cuando aparecen oscuras y densas, pues sabes que, al igual que todas, son pasajeras y no pueden hacerte daño.
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