Habitar plenamente en el momento presente es, para mí, la escencia de la espiritualidad.
Pero hay días en los que parece ser más fácil estar presente que otros.
Cuando se avecina algo importante, algo grave, algo exitante o algo riesgoso, pareciera que no es posible estar presente. Pareciera que es obligatorio pensar en el futuro en esos casos. Y que solo cuando la situación esperada se experimente o se resuelva volverá a ser posible darle toda nuestra atención al momento presente.
La verdad, sin embargo, es que el futuro no tiene ningún poder sobre nuestra capacidad para estar presentes, excepto en nuestra imaginación.
No importa si mañana es la entrevista de tu vida. O la operación más riesgosa. O el partido de fútbol que tanto esperas. Puedes estar plenamente presente ahora si lo deseas.
Requiere de práctica, pero depende solo de tu voluntad, no del futuro.
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