Me acabo de leer el libro How to be an imperfectionist (Cómo ser un imperfeccionista), de Stephen Guise. Me encantó. Lastimosamente aún no se consigue en español, o al menos yo no lo encontré.
Si sigues mi blog, verás que varias de mis entradas anteriores tuvieron que ver con el tema del perfeccionismo. Por eso, este libro me cayó como anillo al dedo.
Una de las ideas que más me gustó tiene que ver con la relación entre el perfeccionismo y la incapacidad para tomar decisiones. Sentí que esa parte del libro era para mí, pues tomar decisiones es algo que se me dificulta bastante, desde decidir si acepto un trabajo o inicio una relación de pareja hasta decidir si voy a cine o me quedo en casa.
Aprendí que parte de la razón por la que me cuesta tanto tomar decisiones es porque abordo las situaciones con una mentalidad perfeccionista. Quiero asegurarme de que es la mejor decisión posible, y como en la mayoría de los casos no puedo estar seguro, no tomo ninguna decisión.
Al leer este maravilloso libro, vi cómo el perfeccionismo es una herramienta que me protege del dolor y de las experiencias, y, de esa manera, me impide vivir plenamente y me impide crecer. Para evitar el dolor del fracaso, ¿qué mejor que no intentar nada? Y para no intentar nada, ¿qué mejor excusa que decirnos a nosotros mismos que no tomamos acción porque no podemos asegurar que el resultado va a ser perfecto?
Así, la próxima vez que ves que no decides por miedo a tener resultados imperfectos, pregúntate si ese perfeccionismo no es una estrategia para huir de la vida. Tal vez vale la pena aprender a ser imperfeccionistas, lo cual implica tener la valentía de equivocarnos, de fallar, de darnos cuenta de los límites de nuestras capacidades.
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Un comentario sobre “El arte de ser un imperfeccionista”