Usualmente tratamos de controlar para sentirnos seguros, y una de las formas en las que controlamos es tratando de entender todo.
Por eso es tan importante para nosotros tratar de entender nuestra vida y a nosotros mismos. Y parte fundamental de tratar de entendernos es tener respuestas para las siguientes preguntas: ¿quién soy?, ¿en qué creo?, ¿para dónde voy?, ¿qué me gusta y que no me gusta?, ¿cómo me siento en relación con los demás y cómo se sienten ellos en relación conmigo?
Pero este intento por entendernos y por controlar nuestra vida nos limita y nos pone tensos. Nos limita porque al responder esas preguntas nos ponemos límites; nos identificamos con ideas que limitan lo que podemos expresar como seres humanos. Una vez decimos «Así soy, eso es lo que creo y esas son las cosas que hago», nos hemos encerrado en una pequeña caja creada por nuestro ego. Y esto nos pone tensos, pues entonces estamos constantemente preocupados por no cruzar esas líneas imaginarias que hemos trazado para definir nuestra personalidad y nuestras vidas. Tememos que sucedan cosas que no se ajusten a los parámetros que hemos establecido con respecto a quiénes somos y qué debemos hacer.
Esto no es libertad. Esto no es amor puro.
La libertad es espontaneidad. La libertad implica poder acercarme a alguien sin saber qué va a pasar con esa persona o cómo me voy a sentir; poder interactuar con los demás sin tener un guion preestablecido, un guion escrito de acuerdo con una historia de mi vida que me cuento a mí mismo para sentir que tengo control.
Libertad implica estar abierto, en cada momento, a que suceda algo nuevo, algo que no tiene por qué encajar en una lista de expectativas.
Libertad implica actuar en cada momento guiados por el corazón, sin tratar de ajustarnos a una idea de cómo debemos ser.
Suscríbete a mi blog y recibe en tu correo cada una de mis reflexiones.
Me encanta este blog, para retroalimentar mi ser
Me gustaLe gusta a 1 persona