Esta es una pregunta muy poderosa. Al comenzar a hacérmela con frecuencia, me he vuelto mucho más feliz.
¡Hay tantas cosas que creemos que necesitamos para ser felices! Pero en la gran mayoría de los casos son solo ilusiones.
Podemos desear cosas o situaciones o experiencias bellas que nos pueden proporcionar placer o experiencias gratificantes, pero eso no implica que las necesitemos para ser felices.
Pongo algunos ejemplos de lo que he aprendido últimamente sobre mí al plantearme esta pregunta:
No necesito que los demás valoren lo que hago para ser feliz.
No necesito que los demás se sientan por mí de una manera específica para ser feliz. Puedo ser feliz aun si esa persona que me gusta no me corresponde o si aquella otra persona piensa que soy un tarado.
No necesito que mi cuerpo esté sano para ser feliz.
No necesito que mi cuerpo luzca de una manera determinada para ser feliz.
No necesito que mis seres queridos permanezcan a mi lado para ser feliz. Puedo permitirles abandonarme en paz o incluso morir en paz.
No necesito saber lo que pasará en el futuro para ser feliz. Puedo estar perfectamente en paz en medio de la incertidumbre.
No necesito ser capaz de lograr lo que me propongo para ser feliz. Puedo fallar y ser feliz, fracasar y ser feliz. Puedo ser feliz aun sabiendo que hay muchas cosas que no soy capaz de hacer.
No necesito saber cómo resolver mis problemas para ser feliz. No necesito conocer las respuestas. No necesito saber qué palabras debo proferir ni qué acciones debo emprender. Puedo estar en paz sin saber.
No necesito distraerme para ser feliz. Puedo ser feliz en medio de la rutina, en medio de los paisajes conocidos. No necesito emociones fuertes ni sorpresas para ser feliz.
No necesito que mis emociones desaparezcan para ser feliz (o al menos para estar en profunda paz). Puedo estar en paz en medio de la tristeza y la angustia.
No necesito tener la razón para ser feliz.
No necesito ser mejor que los demás para ser feliz. No necesito ser más inteligente, ni más exitoso, ni más espiritual para ser feliz.
No necesito que mis posesiones materiales permanezcan para ser feliz. Puedo ser feliz si las pierdo o si se dañan o si me las roban.
No necesito que los demás actúem como creo que deberían hacerlo. Puedo ser feliz incluso si no siguen mis consejos. Puedo ser feliz si toman decisiones o caminos que no entiendo o con los que no estoy de acuerdo.
No necesito contarme una historia sobre mí mismo y sobre mi vida para ser feliz. En otras palabra, no necesito pensar en mi pasado o mi futuro para ser feliz.
No necesito estar en control de la situación para ser feliz.
Te invito a que comiences a hacerte esa pregunta y te vayas abriendo a nuevas posibilidades. Quién sabe, tal vez no necesitas eso que crees que te falta para ser feliz. Tal vez puedes ser feliz ya, exactamente como eres en este momento.
Ante cualquier pensamiento de angustia que surja en tu mente, pregúntate: ¿realmente necesito que las cosas sean diferentes para ser feliz? Solo pregunta. Con honestidad. A veces la respuesta será «sí» y a veces será «no», pero verás que muchas ideas viejas empiezan a caerse cuando cuestionas aquello que hasta ahora simplemente has estado dando por hecho.

Suscríbete a mi blog y recibe en tu correo cada una de mis reflexiones.