Una de las formas que toma el resentimiento es dejar de dar. Es una forma de venganza: no me diste lo que yo quería y ahora yo no te daré lo que tengo.
No me quieres de la forma en que yo quiero y entonces te niego mi bondad. No aprecias mi trabajo de la forma en la que yo quisiera y entonces dejo de hacer un buen trabajo. No eres quien yo quiero que seas y entonces te niego mi ayuda y mi presencia.
A veces la pataleta es contra el universo: las cosas no han salido como quería y por tanto dejaré de dar lo mejor de mí.
Está bien alejarnos de alguien (externamente) cuando es obvio que es lo mejor para los dos (en el plano interno la separación siempre implica que hay algo por sanar). Está bien dejar de hacer cosas si eso es lo que te dice tu corazón. Simplemente verifica que tus decisiones vienen de tu sabiduría y no de tus resentimientos. En otras palabras: verifica que no sea una pataleta.
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Como reviso, mi corazón quiere seguir dando, pero la razón me dice que me debo alejar,que sólo obtengo sufrimiento.
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Quédate en siléncio. Aléjate por un momento del problema. No trates de resolverlo con la mente. Ábrete a todas las posobilidades.
Mira si estás apegada a la otra persona, con honestidad. Mira si das por la alegría y la dicha de dar o si das para retener a alguien en tu vida por apego.
Confía en tu corazón. Permítete el silencio necesario para escucharlo.
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