Eckhart Tolle y la ley de la atracción

Por eso os digo que todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas.

Marcos 11:24

Hace poco me inscribí en un curso sobre manifestación consciente con el maestro Eckhart Tolle, y quiero compartirles lo que he ido aprendiendo.

Por ahora, hay una idea de Eckhart sobre la manifestación que me ha gustado bastante.

Supongamos que queremos manifestar una nueva casa más bella que la que tenemos. Quizás en la naturaleza, rodeada de animales y un bello bosque.

Un ejercicio típico para manifestar lo que queremos es visualizarlo. En este caso, cerramos los ojos e imaginamos que ya vivimos en esa casa.

Tener en nuestra mente una imagen de la casa, sin embargo, no es sufuciente. Ayuda, pero es sólo el primer paso.

Lo que realmente importa es nuestro estado de consciencia. El truco es sentirnos como si ya estuviéramos viviendo allí; sentir realmente la dicha, la plenitud, la paz y el gozo de estar viviendo en esa casa, ahora.

Como se ve, esto va más allá de construir imágenes mentales. Se trata de elevar nuestra vibración a un estado de dicha y plenitud.

Si realmente hemos hecho bien el ejercicio, dice Eckhart, al obtener la casa no nos vamos a sentir diferente de como nos estamos sintiendo ahora, ¡pues justo ahora ya nos sentimos como si tuviéramos la casa!

Por tanto, cuando realmente elevamos nuestro estado interno y experimentamos de antemano el gozo de tener lo que deseamos, el apego desaparece. Esto es así porque, como ya nos sentimos plenos, como ya estamos en dicha, como ya experimentamos el bienestar de tener esa cosa, no sentimos ninguna necesidad por tenerla; en cierto sentido, ya la tenemos.

Y es entonces cuando manifestación sucede. Nuestra vibración está completamente alineada con nuestro deseo. No hay conflicto, carencia ni apego. Sólo hay plenitud. Nuestro estado interno es exactamente el estado interno de alguien que ya tiene esa casa.

Como se puede ver, al manifestar desde ese lugar, nuestro poder está siempre en el momento presente, no en el futuro. Nuestra plenitud está ya aquí y ahora. No llegará cuando tengamos la casa. Cuando la casa se manifieste externamente será sólo un reflejo de lo que ya sentimos adentro ahora.

Ese es el sentido de las palabras de Jesús en la cita al comienzo. Creer que ya lo hemos recibido, creerlo realmente, implica sentirnos como si ya lo tuviéramos; sentirnos exactamente igual. En ese estado, lo que sobreviene frente al universo no es una petición, sino un cántico de gratitud. Pues, ¿para qué pedir si ya estamos experimentando lo que deseamos? En ese estado, lo natural es agradecer la dicha que estamos experimentando. Y esa gratitud, esa vibración, naturalmente se reflejan en nuestro mundo exterior. Y de pronto se manifiesta la casa. Y la seguimos gozando en el plano externo, porque ya la veníamos gozando desde nuestro interior. La manifestación externa es sólo un bono, un extra; en realidad, ya teníamos lo que queríamos.

Si identificamos miedo, carencia, ansiedad o dudas, es una señal clara de que no estamos alineados completamente con nuestro deseo. Nuestra fe no es completa. Y desde ese lugar, nuestro poder de manifestación es limitado.

Así pues, entrenémonos en gozar ya, ahora, de aquello que deseamos. Si realmente lo puedes visualizar, entonces ya lo puedes disfrutar. Justo ahora.

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