Tomado de @theawkwardyeti
A veces somos así. Estamos rodeados de bendiciones, de vida, de dones, de regalos, pero nuestro intelecto se enfoca en lo que nos falta, en el diminuto punto negro escondido en una esquina del vasto cielo azul. Y entonces nos perdemos la hermosura, la belleza y el regalo que la vida nos hace.
Este es un truco del ego para justificar su sensación de aislamiento, carencia y sufrimiento. No importa qué tan bellas sean las flores que te rodean. No importa qué tan lejos hayas llegado en tu camino ni cuántos obstáculos hayas superado. No importa todo lo que has crecido en los últimos diez años ni todos los miedos que has superado. Al ego no le importa eso: basta con una falla, una carencia, un defecto. Eso es suficiente para que el ego nos atormente y nos saque del momento presente, donde toda la belleza que nos rodea está a nuestra disposición. Y nunca nada será suficiente para el ego. Siempre habrá una razón para autoflagelarte y sufrir.
Por eso, elijamos hoy escuchar a nuestro corazón, que en su infinita inocencia nos invita a apreciar, a conectarnos con la abundancia y con la belleza que nos rodean. Se trata de una elección, y de una que podemos hacer ahora. Como lo resaltan muchos maestros espirituales: siempre podemos elegir enfocarnos en el amor o en el miedo. Elijamos ahora enfocarnos en el amor.
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