Escucha a tu cuerpo. Ese es el mejor consejo que te puedo dar.
Mientras aprendes a escuchar a tu cuerpo, ve a donde especialistas, lee libros que resuenen contigo.
Escuchar el cuerpo requiere que estés plénamente anclada en ti misma. Y luego confía. Hay momentos en los que uno sabe lo que debe comer o no comer.
Hay cuerpos que piden carne y hay cuerpos que piden a gritos dejar la carne. No hay una dieta que funcione para todos.
Esto va más allá de las ideas que puedas tener. Requiere, por tanto, dejar de lado el intelecto y confiar.
Pero esto que digo tiene un riesgo. Es una práctica delicada. Requiere un gran nivel de presencia aprender a escuchar al cuerpo. Antes, puedes caer en la trampa de usar la «intuición» para ser indulgente con tus malos hábitos.
«Es que mi cuerpo me está pidiendo que me coma una caja de chocolates y los acompañe con una botella de vino». Si piensas eso, lo más probable es que no sea tu cuerpo quien te está hablando. Seguramente es la mente que desea sensaciones con las cuales escapar de sí misma.
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