
Últimamente he podido experimentar como una de las cosas que más me ayuda a centrarme y elevar mi vibración es dar, ayudar a otros, escucharlos, estar presente con ellos y permitir que la sabiduría fluya a través de mí.
A veces, cuando estamos preocupados y contraídos, creemos que no tenemos nada para dar y nos aislamos. Y hay momentos en los que necesitamos darnos espacio para recargarnos. Sin embargo, en muchas ocasiones, conectar con otros y compartir lo que tenemos es la mejor manera de elevar nuetra energía y encender nuestro corazón.
En las últimas semanas, he tenido momentos en los que me siento desmotivado, bajo de energía, incluso deprimido. Entonces una de las primeras reacciones es ponerme a pensar en mí, en lo difíciles que son las cosas, en los esfuerzos que he hecho, en las cosas que no he logrado. Agradezco al cielo que en esos momentos han aparecido oportunidades para dar. Alguien pidió ayuda y caí en cuenta de que yo podía brindársela. Y entonces mi energía cambió. Dejé de estar centrado en mis pensamientos y mi historia y me permití estar disponible para alguien más. La transformación es mágica.
Y lo bueno es que las oportunidades para dar abundan. No tenemos que esperar a que un ser querido tenga una gran dificultad para ayudar. Si prestamos atención, veremos que constantemente hay a nuestro alrededor oportunidades para dar. Y la mayoría de las veces dar no implica una gran actuación digna de aparecer en los titulares de un periódico. Muchas veces basta con un pequeño gesto, una sonrisa, una pregunta genuina o el solo acto de escuchar con el corazón. Esto es suficiente para conectar con nuestra luz interior y reconocer su poder.
Muchas veces, no nos damos cuenta de nuestro propio brillo hasta que no lo compartimos. Es por esto que dar es un acto tan poderoso y nos conecta con nuestra abundancia: al dar reconocemos y apreciamos el valor de todo aquello que ya tenemos.
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