Así es la espiritualidad: como una montaña rusa. Y así es en general la vida. Hay subes y bajas en todo.
Cuando tomamos consciencia de esto, estamos mucho mejor preparados para afrontar los momentos bajos. Sabemos que son parte del viaje. Los momentos de crisis y debilidad, los desafíos, cuando nos perdemos: todo eso hace parte de nuestra evolución.
Y cuando estamos en un pico alto, disfrutamos sin aferrarnos, conscientes de la naturaleza siempre cambiante de nuestra experiencia humana.
La consciencia de este proceso, sin embargo, no sólo es útil cuando tenemos picos muy altos o caemos en valles muy profundos. Todos los días nuestro nivel de consciencia es diferente y casi nunca estamos en el medio. Casi siempre estamos un poco inclinados hacia la parte alta o la parte baja de la montaña.
Sobre cómo atravezar momentos difíciles, tal vez quieras leer «El cuerpo del dolor»
Y aunque el cambio de un día a otro sea sutil, ser conscientes de si estamos en un periodo alto o bajo nos puede ayudar mucho. Así, podemos ser compasivosy apoyarnos a nosotros mismos tal como lo haríamos con un gran amigo. Si vemos que está teniendo un día difícil, le brindamos un espacio de alivio, y si está pasando por un buen momento, celebramos con él.
Hay días en los que amanecemos más densos que otros. Cuando eso sucede, podemos elegir estar más alertas de nuestros pensamientos y ser más conscientes de nuestras decisiones.
Parte de crecer en la vida es amarnos en los altos y en los bajos, en la salud y la enfermedad, en la tristeza y en la alegría.
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Cuando estés pasando por un momento difícil, recuerda que es parte del proceso y que es una oportunidad para practicar la paciencia y el amor incondicional hacia ti.
Recuerda que esas experiencias poco a poco te van enseñando el gran arte de navegar por montañas rusas, que es el mismo arte de navegar por la vida.
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