¿Qué pensarán mis amigos en redes sociales?

Uno de los miedos que más ha me ha costado superar es el miedo a que los demás piensen que soy ridículo o me desprecien o me condenen en sus mentes, conocido coloquialmente como el miedo al qué dirán.

Este temor, que surgió en la niñez tardía y se recrudeció y alcanzó su pico en la adolescencia, se ha manifestado en muchas áreas de mi vida. Y en los últimos años, con la llegada de las redes sociales, este temor ha vuelto a presentarse. ¿Qué pensarán mis amigos de Facebook con los que estudié filosofía, aquellos que conocí en ese viaje hace 5 años, esos con los que tomé un curso de idiomas, ese exalumno, esa amiga de mis primos, los compañeros del colegio? Si comparto mis ideas sobre la espiritualidad, si hago chistes, si muestro lo que escribo, ¿se reirán de mí?, ¿se sentirán decepcionados?, ¿me considerarán poco valioso?, ¿se ofenderán o indignarán?

Es un miedo muy común, lo sé. Lo más probable es que hayas tenido pensamientos similares a estos. Pero, sobre todo, es un temor muy limitante. Me impide compartir lo mejor que tengo para dar. Me impide crecer. Me impide brillar.

Al pensar sobre este miedo, me he dado cuenta de dos cosas.

Lo primero es que se trata de un miedo muy narcisista. Parte de la idea de que todo el mundo me está mirando, de que todos están pendientes de mí. Parte de la idea de que lo que hago o dejo de hacer es importante para quienes me rodean. Es un miedo que surge de un ego que se infla en fantasías y teme que el reflejo de sí mismo que ve en los demás lo desinfle y lo destruya.

La realidad, sin embargo, es que mis amigos tienen sus vidas propias, llenas de retos e ilusiones, y yo apenas soy una pequeña mota de polvo en la película de sus vidas. Hablo en general, por supuesto. Hay gente muy cercana a mí para quien soy importante. Pero no es de aquellos muy cercanos de quienes tengo miedo, sino de esa masa de gente que he conocido apenas y de lejos.

Lo segundo de lo que me he dado cuenta es que ese temor es un reflejo aprendido en la niñez. Es una respuesta automática. Cuando estoy en el momento presente, desaparece, se detiene. Pues, cuando miro este miedo con calma, puedo ver con claridad que no tiene sentido. Realmente no me importa lo que piensen quienes apenas me conocen. ¿Por qué habría de importarme? Lo más probable es que nunca vuelva a ver en persona a muchos de ellos. Y sé con certeza que el 99,9% no estarán en mi lecho de muerte, no me acompañarán en mis últimos días a mirar lo que hice y dejé de hacer en la vida.

Al mirar atrás, veo varios episodios de mi vida en los que fui desaprobado o hice el ridículo a los ojos de otros. Pero ahora, al recordar esas experiencias, siento una gran satisfacción. Exploré caminos que me llevaron a paredes y a vías sin salida. Sufrí. Reí. Lloré. Temblé. Aprendí. Y ahora amo esas experiencias y disfruto gracias a que me hicieron crecer. Las únicas cosas de las que me arrepiento son las que no hice por temor a lo que pensaran los demás. Siento tristeza por mí al ver las posibles experiencias enriquecedoras y maravillosas que dejé pasar. Y sé que serán estas aventuras no vividas las que lamentaré al final.

¿De qué te alegrarás al mirar atrás y qué lamentarás? ¿De verdad es tan importante lo que piensen los demás?

Te invito a que volemos sin el peso de esos miedos viejos. No te preocupes, no son reales. A veces, sin embargo, sólo verás que no son reales cuando te atrevas a comenzar a volar


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4 comentarios sobre “¿Qué pensarán mis amigos en redes sociales?

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