Llegas a tu casa y tu pareja está un poco fría y distante. Además, ante una de tus preguntas, responde de manera grosera. ¿Es momento de confrontarla y decir cómo te sientes o es momento de pasar por alto sus faltas y mostrar cariño?
Hay situaciones obvias: probablemente tu hijo de un año y medio no necesita darse cuenta de tu molestia porque rompió el acuario al tirarle una pelota de golf, pero, si fuera tu hijo de 12 años, puede ser que tu molestia sea lo que más le ayude a madurar. Sin embargo, hay muchos casos grises, en los que no es tan claro qué es lo mejor.
Si tu pareja está pasando por un duelo o una época de gran estrés, puede no ser el momento para señalarle sus pequeñas faltas. Pero si se ha vuelto un hábito, tal vez sea momento de hablar de lo que te molesta, así sea incómodo. No hay una respuesta única. Se requiere gran sabiduría para elegir en estos casos.
En mi opinión, la única receta que se puede aplicar siempre es permanecer conectados con nuestro interior, tener empatía y seguir nuestro corazón. La acción que emerja de ese estado seguramente será la que más nos sirve a nosotros y a quienes nos rodean. Si hay confusión, tal vez lo primero sea respirar y buscar el silencio dentro de ti. Allí está la respuesta.
Suscríbete a nuestro blog y recibe en tu correo nuestras reflexiones.