La muestra más grande del poder de nuestros pensamientos es que de ellos depende el mundo que creamos.
Si nuestros pensamientos están llenos de miedo y separación, nuestro mundo será un reflejo de eso.
Este es el tema de la segunda lección del libro El Camino del Corazón, sobre el cual estoy haciendo una serie de videos.
Allí, Yeshúa y María Magdalena nos invitan a reconocer que la única forma de sanar el mundo es que la mente esté al servicio del corazón, pues mientras siga guiada por el ego, el resultado externo no podrá ser más que separación y sufrimiento.
Tenemos entonces la necesidad de conectarnos con el corazón y de actuar desde allí. Surge en este punto una pregunta muy importante, que es cómo saber si estamos actuando guiados por nuestro corazón o por nuestro ego. Distinguir los dos es una habilidad que adquirimos con la práctica. La clave, al menos como entiendo yo esta lección, está en la presencia, en lograr un estado de relajación en el que nuestra mente se calma. Pues nuestro corazón siempre está hablando. No tenemos que hacer nada para que él nos diga lo que en verdad queremos. Tenemos, sin embargo, que silenciar el ruido en la superficie de nuestras mentes, que es el que nos impide oír nuestra voz interior.
Si te gusta este tema, te invito a ver mi último video de YouTube, en el que hablo sobre esta lección.
Haz click en la imagen para ver el video:

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