Cómo sería el mundo si todos estuviéramos en el mismo barco

El siguiente texto fue tomado del libro Lo único que importa, de Neale Donald Walsh (el final del capítulo 39). Es una breve reflexión sobre por qué no debemos temerles a los cambios, sino esperar siempre lo mejor, aun cuando afuera todo parezca derrumbarse. Además, nos muestra cómo será el futuro de la humanidad cuando evolucionemos como especie y ya no existan las barreras imaginarias que nos separan (los puntos suspensivos y las cursivas corresponden al texto original):

Si la totalidad de muestro mundo se “derrumba”… lo que no va a ocurrir, pero aun si nuestros sistemas económicos colapsan por completo, y nuestros sistemas religiosos se desintegran de pronto, y aun si cada sistema social se desintegra, aún estaremos nosotros. Y de modo fascinante, ya no estaremos separados, porque todos estaremos en el mismo barco.

Con la disolución de nuestros sistemas vendrá la de nuestras separaciones. Ya no veremos al otro como rico o pobre, ya no importará si somos demócratas o republicanos, las etiquetas de liberal o conservador, judío o cristiano, musulmán o hindú ya no tendrán el poder de separar. No importará si somos blancos o negros, homosexuales o heterosexuales, hombres o mujeres, jóvenes o viejos… y veremos, en realidad —veremos al fin— que todos estos “sistemas” que instalamos para hacer un mundo mejor no hicieron otra cosa que separarnos.

Todo lo que pasaría es que nuestras diferencias artificiales se disolverían, nuestras separaciones desaparecerían, nuestra “superioridad” imaginada sería desechada de forma irrisoria, y nuestra incapacidad para comprometernos incluso con las más pequeñas cosas se evaporaría al instante mientras luchamos juntos para construir un mundo nuevo.

Si venimos desde la sabiduría de nuestra Alma, ese nuevo mundo probablemente incluiría:

  1. La aceptación, por fin, de la verdadera identidad de todos los humanos como un aspecto y una individualización de la Divinidad.
  2. La adopción, por parte de cada vez más personas —al final, millones— de la verdad de la Unidad de toda la vida y de la humanidad.
  3. El entendimiento de por qué estamos aquí en la Tierra: claridad en cuanto a la Agenda del Alma.
  4. El fin de la pobreza, de la muerte por hambre y de la explotación masiva de la gente y los recursos de la Tierra a manos de aquellos en posiciones de poder económico y/o político.
  5. El fin de la destrucción sistemática del ambiente del planeta.
  6. El fin de la dominación de nuestra cultura por un sistema económico con raíces en la competencia por encima de la cooperación y en la búsqueda continuada del crecimiento económico.
  7. El fin de la interminable lucha por Más Grande/Mejor/Más.
  8. El fin de todas las limitaciones y discriminaciones que retienen a la gente, ya sea en sus casas, en el lugar de trabajo… o en la cama.
  9. El otorgamiento, al fin, de una oportunidad —una que es verdaderamente equitativa— para todas las personas de elevarse hasta la más alta expresión de su Ser.
  10. No la puesta en marcha de ajustes a nuestros sistemas en aras de la “corrección social”, sino como una demostración viva y sobre el terreno de quiénes somos en realidad y quiénes elegimos ser como especie.

Generaríamos también una nueva clase de liderazgo sobre nuestro planeta. No líderes que digan “El nuestro es el mejor camino. Nuestra filosofía política, nuestra persuasión religiosa, nuestra orientación sexual son mejores que los tuyos, ¡así que síguenos!”, sino líderes que digan “El nuestro no es el mejor camino, sino simplemente otro camino. Pero si caminamos juntos, si todos trabajamos juntos, si todos jalamos juntos, podemos crear una manera de hacer las cosas mejores para todos nosotros —negros o blancos, homosexuales heterosexuales, jóvenes o viejos, hombres mujeres— porque todos estamos juntos en esto”. Nada nos separa excepto aquello a lo que permitimos interponerse entre nosotros simplemente por un pensamiento que tenemos en la cabeza, un pensamiento que no fue siquiera nuestra propia experiencia, sino que fue tomado de algún otro lado.

Encontraríamos que nuestras diferencias no tienen que generar divisiones, nuestros contrastes no tienen que crear conflictos, nuestras aspiraciones no tienen que generar castigos.

En pocas palabras, crearíamos una nueva forma de ser humanos.

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Neale Donald Walsh es el autor de la serie de libros de Conversaciones con Dios, que han sido éxitos en ventas. Estos libros, que no se inscriben en ninguna doctrina religiosa, están inspirados por Dios, y en ellos se presentan consejos sencillos y claros para tener una vida más equilibrada y para reconectarnos con la Divinidad, de la que hacemos parte. Estas enseñanzas constituyen un camino moderno hacia una vida espiritual y llena de significado. Puedes conocer más sobre Neale en su página web.

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