El viaje más importante de todos es el viaje adentro. Sin él, no tendremos la madurez para manejar lo que construyamos en el mundo exterior.
Una civilización cuyo desarrollo tecnológico es superior a su desarrollo espiritual es como un niño pequeño con un cuchillo. Una herramienta, a pesar de ser potencialmente benéfica y útil, puede dañar a su dueño si éste no tiene la madurez que se requiere para utilizarla.
En este momento, la humanidad es ese niño pequeño. Como civilización, nuestro desarrollo tecnológico ha sobrepasado con creces nuestro desarrollo interior. Es urgente cerrar esa brecha.
