En algunas técnicas de meditación se utiliza un objeto en el que ponemos nuestra atención. Por ejemplo, ponemos una vela encendida en frente y llevamos a ella nuestra atención. Así, la vela se convierte en nuestro objeto de meditación; en una invitación a conectarnos cada vez más profundo con el momento presente.
Hace poco tuve una crisis de dolos en mi columna vertebral debido a una hernia discal, y me vi enfrentado a la incomodidad del dolor. Al comienzo, quise escapar de la incomodidad a través de distracciones. Pero luego, al mirar más profundo, vi que hay allí una gran oportunidad para meditar y para conectarme más profundo conmigo.
Recordé una charla del maestro Eckhart Tolle en la que dice que también podemos usar las emociones y sensaciones físicas (incluido el dolor) como objetos de meditación, llevando allí profundamente la atención. Y luego de llevar la atención, tener la intención de abrazar la emoción o sensación con amor y apertura. Y si hay resistencia y no podemos abrazar la sensación en ese momento, entonces podemos convertir a la resistencia misma en un objeto de meditación y abrazarla con amor.
Luego, aquello que parecía una piedra en el camino revela su naturaleza de regalo, y vemos que todo está diseñado para que amemos cada vez más profundo todos los aspectos de nuestro ser.

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