Haciendo las paces con la enfermedad: cómo amar un cuerpo imperfecto

A medida que tengo más años, comienzo a ver que mi cuerpo no funciona tan bien como antes. Soy joven y tengo aún todas mis facultades, pero hay cosas que podrían funcionar mejor. Hace poco me diagnosticaron una hernia discal (en la columna vertebral) y eso me produjo gran angustia y desasosiego. Por un tiempo, estuve de pelea con la vida. Me negaba a aceptar el dolor y el hecho de que mi columna no está tan sana como hace unos años. Esa frustración se esparció luego a otras áreas de mi vida y pronto me vi incapaz de disfrutar de todas las cosas maravillosas que me rodean. Estaba enfocado en lo que está «mal».

En las últimas entradas del blog he hablado sobre la importancia de aceptar la imperfección en nosotros y en los demás. Ahora quiero hablar sobre estar en paz con la imperfección del mundo que nos rodea y de las condiciones de nuestra vida, y eso incluye nuestro cuerpo.

Siempre habrá algo en nuestro mundo que podría ser mejor. El sistema político y económico podría ser más equitativo y transparente. La situación del medio ambiente es problemática y uno de nuestros mayores retos. Nuestras relaciones nunca son perfectas. Nuestros cuerpos siempre tienen fallas, y eventualmente dejarán de funcionar.

Si las fallas y las imperfecciones de nuestro entorno y de nuestros cuerpos nos llevan a sufrir, entonces estamos condenados al sufrimiento.

La última fase de mi proceso de crecimiento ha sido aprender a estar en paz con el hecho de que mi columna vertebral tiene lesiones, me produce dolor y me impide realizar parcial o totalmente algunas actividades que me gustan. Ahora puedo ver cómo esa enfermedad ha sido una gran bendición para mí. Muchas veces he hablado de ir más allá de nuestros cuerpos y de no apegarnos a lo temporal y de aprender a estar en paz en medio de la pérdida; sin embargo, cuando me tocó el turno de poner en práctica esas ideas ante el deterioro de mi propio cuerpo, pude ver que estoy apegado y tengo miedo y en el fondo exijo que mi vida sea perfecta para poder ser feliz. Por tanto, la enfermedad fue una oportunidad para aprender a poner en práctica algunas ideas que hasta ahorá solo estaban en el plano teórico.

Poco a poco he empezado a hacer las paces con lo que sucede. Y a medida que hago las paces con la imperfección de mi cuerpo, encuentro una paz más profunda y sólida que antes, pues es una paz que necesariamente va más allá de mis circunstancias externas. Y así como el desasosiego que mencioné al comienzo se esparció a otras áreas de mi vida, esta paz en medio de la imperfección también ha empezado a esparcirse.

Veo claramente que soy imperfecto y que las condiciones que me rodean son imperfectas. Mi proceso espiritual es imperfecto. Mis relaciones son imperfectas. Mis hábitos son imperfectos. Mi cuerpo es imperfecto. Y puedo estar en paz con todas esas imperfecciones. Puedo estar en paz con la vida.

Aceptar y ser capaces de disfrutar la vida y el mundo con sus imperfecciones va de la mano con sentirnos bien con nosotros mismos a pesar de nuestras fallas y con amar plenamente a los demás a pesar de sus defectos. Pues así como es nuestra relación con lo externo, así también es nuestra relación con nosotros mismos. Cuando aprendemos a amar al mundo con sus imperfecciones, aprendemos también a amarnos y a disfrutar de nuestra vida exactamente como es ahora.

Ahora bien, aceptar la imperfección no quiere decir que no vamos a procurar mejorar nuestras condiciones de vida, nuestro hábitos y nuestro mundo en general. Por el contrario, cuando nos sentimos en paz con el momento presente, estamos más capacitados para transformar nuestra realidad de manera positiva. Así fue mi experiencia.

Cuando estaba deprimido por mi condición física, comencé a alimentarme mal, a dormir mal y a caer en viejas adicciones para escapar del dolor y la angustia que sentía. Cuando comencé a hacer las paces con la enfermedad, pude dormir mejor, empecé a hacer juiciosamente los ejercicios que me recomendó mi fisioterapeuta y comencé a alimentarme saludablemente. Pero, sobre todo, mi estado de ánimo cambió, y es de sobra conocido que el estado de ánimo ayuda en la recuperación del cuerpo. Además, pude disfrutar de nuevo de todas las bendiciones que me rodean, y pude disfrutarlas incluso más que antes, pues ahora gozo aspectos de mi vida que antes no podía disfrutar porque los consideraba imperfectos.

Lo mismo sucede con el mundo. A medida que hacemos las paces con el hecho de que hay muchas cosas que están mal, adquirimos un estado mental que nos permite transformar esa realidad de una manera mucho más positiva que si permanecemos deprimidos y llenos de miedo e ira. De alguna forma, se trata de un proceso de perdón. Se trata de «perdonar» al mundo y a los demás por no ser como creemos que deberían ser. Se trata de dejar ir los resentimientos. Y entonces, desde esa nueva energía renovada, amorosa y plena, surgen las acciones que le ayudarán al mundo y a los demás a sanar.

Algunas cosas cambiarán para bien gracias a mi nuevo estado mental; otras no. Y eso está bien. Sé que nada en este mundo pasajero es perfecto. Y los resultados de las acciones que emprendo ahora tampoco serán perdectos. Pero estoy en paz con ese hecho. Y eso me permite dar lo mejor ahora ain preocuparme tanto por el resultado. Sé que algunas cosas serán grandiosas y otras no. Así es la vida. Y la abrazo en su imperfección. Y doy lo mejor de mí, sabiendo que no es perfecto ni dará frutos perfectos.

Suscríbete a mi blog y recibe en tu correo cada una de mis reflexiones

8 comentarios sobre “Haciendo las paces con la enfermedad: cómo amar un cuerpo imperfecto

  1. Hola! muchas gracias. Estoy en este momento aterrizando con el mismo diagnóstico y en un grado de miedo y angustia tenaz! No pude recibir este mensaje en un mejor momento!!! Gracias Gracias Gracias

    Le gusta a 1 persona

    1. ¡Ánimo! Que encuentres lo que necesitas y que aprendas lo que esta situación te trae. Como vez, el proceso no ha sido fácil para mí, pero me ha ayudado a crecer mucho. Te recomiendo que consigas un buen fisioterapeuta, y me ha ayudado tomar Super Magnesium (Aspartate, Lactate and Citrate) (así aparece en el frasco). A veces hay que operar, pero te recomiendo que hagas los tratamientos que puedas antes de eso. A mí me recetaron yoga y pilates para evitar la operación. Y talleres para corregir mi postura. Mucho fortalecimiento físico y estiramientos ayudan, pero siempre con la guía de un profesional. Un abrazo y bendiciones.

      Me gusta

  2. Gracias!! De forma sencilla y clara comprendi mi exigencia de perfeccion a la vida,a mi y a los demas!!
    Ahora en paz trabajare en mi.esos aspectos para abrazar la vida verdadera
    mente,amarla y respetarla.

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario